Matthias Kramer, o Cramer como también se firma, nació en 1640 en la ciudad alemana de Colonia, en una familia católica. Pasó los primeros años de su vida en su ciudad natal, realizando algún viaje a los Países Bajos. En Colonia acudió al colegio de los jesuitas. A los 11 años ya hablaba en latín. Al finalizar sus primeros estudios se matriculó en la universidad de Colonia (1658), si bien no parece que finalizase su formación allí, ya que pronto se encontraba estudiando Teología, Filosofía y Filología cerca de Viena en un monasterio de la Orden de la Camáldula (benedictinos). No debió observar con demasiado rigor la austeridad benedictina, ya que viajó con frecuencia no solo a la cercana Viena, sino también a Hungría y a Italia, lo que le permitió ver la intolerancia católica ante los calvinistas, y abrazar el protestantismo. Se casó, y se instaló en Núremberg, alejándose del monasterio que lo había acogido, para evitar represalias. Ya en 1670 se encontraba en la ciudad bávara como maestro de lenguas (italiano, francés y español). Sus conocimientos de lenguas se debían a las relaciones que había tenido con monjes de diferentes procedencias en el monasterio benedictino, y a su capacidad para aprenderlas. Su actividad docente lo llevó a escribir manuales diversos como apoyo de sus enseñanzas. En 1673 intentó instalarse para enseñar las mismas lenguas en Estrasburgo, pero como no logró el permiso necesario, estaba de vuelta en Núremberg al año siguiente. En 1682 cambió su residencia a Heidelberg, para enseñar lenguas en la universidad palatina. Ante la entrada de las tropas francesas, católicas, en la ciudad en 1689, al año siguiente regresa, otra vez, a Núremberg. Sin embargo, al cambiar el siglo se traslada a la ciudad bávara de Ratisbona (Regensburg) como preceptor de los hijos del conde Ernst von Metternich (1657–1727), en cuya casa vive y a quien dedicaría la gramática española. Regresa nuevamente a Núremberg en 1711, y en 1712 solicita su ingreso en la Academia de Ciencias de Berlín, empujado por los teólogos de Heidelberg, lo cual consigue, en la categoría de no residente. En 1726 es nombrado lector de francés en Erlangen, aunque su salud no le permitió ejercer plenamente la enseñanza. Descargó algunas de sus tareas en su hijo Johann Matthias (¿?-¿?) –que fue profesor de italiano en Götingen entre 1746 y 1753, y de francés y alemán en Filadelfia en 1755– en 1729, debiendo morir inmediatamente después.
Kramer elaboró una considerable cantidad de obras para la enseñanza de lenguas: varios diccionarios bilingües en los que no aparece el español, así como gramáticas de otros idiomas, que fueron obras de referencia durante largo tiempo, y manuales de correspondencia.
Por lo que nos interesa a nosotros, su primer libro fue una nomenclatura en la que daba cuenta de nuestra lengua, la Nomenclatura toscana, tudesca e spagnuola, editada de manera independiente en Núremberg –la ciudad en que residía–, lo cual era raro en este tipo de obras, y costeada por él mismo. Es copia, pero no literal, de la también trilingüe que puso Stephan Barnabé (¿?-1656-1663-¿?) en su Underweisung der italianischen Sprach (Susanna Rickes, Viena, 1663).
A nuestro autor debemos una extensa gramática del español, la Gramática y sintaxe de la lengua española-castillana, redactada en latín. El primero de los tres tomos que la componen, y el más breve de ellos, está dedicado a la gramática, con las indicaciones de la pronunciación, a la que sigue en análisis de las partes del discurso, con especial atención al verbo. En el segundo tomo se trata de la sintaxis, basándose en los usos de un amplio conjunto de escritores españoles de los siglos XV, XVI –de modo especial– y XVII, con los que ejemplifica la exposición, aunque también hay ejemplos sin autoridad, posiblemente del uso oral. Presta una especial atención a los usos particulares del español, para facilitar el aprendizaje a los hablantes de otros idiomas. El tercer tomo tiene diversos apartados, un «Dictionariolum phraseologicum praecipuorum, & maxime usitatorum verborum linguae hispanicae» (págs. 3-62) monodireccional latín-español, una «Phraseologia septem praecipuarum praepositionum linguae hispanicae, videlicet a, con, de, en por, para, según, ordine alphabetico digesta» (págs. 63-152), unos «Diálogos españoles» (págs. 153-185) que son copia de los que Juan Ángel de Zumarán (¿?-¿?) puso, inicialmente, en su Libro muy prouechoso para aprender las lenguas (Viuda de Berg, Múnich, 1621), sustituyendo el alemán por el latín, unos breves cuentos, «Narratiunculae hispanicae. Contezillos españoles» (págs. 186-198) solamente en español, pese al encabezamiento, una colección de refranes «Hispanorum selectissima adagia seu proverbia moralia, politica, oeconomica &c. quæ ipsi Refranes vocant» (págs. 199-226), tan solo en español, así como «De compellationibus civilibus hispanorum» (págs. 227-244), unas fórmulas de cortesías del español presentadas desde el latín. Sin embargo, la parte más extensa es la «Nomenclatura hispánica gallica» –el título es el que aparece en los encabezamientos de las páginas impares– (págs. 245-353, más los índices en las tres lenguas de los títulos de los apartados, que no están numerados), diferente de la trilingüe que había publicado más de cuarenta años antes, y ciertamente rica, pues su contenido alcanza las 3891 formas diferentes, entre las que no considero los nombres propios que registra, cifra a la que se llega por la abundancia de sinónimos que se intercalan en ella. Su concepción es también novedosa, por los capítulos que contiene y la distribución que hace del léxico.
Manuel Alvar Ezquerra