Ramón Martínez Vigil fue un religioso, obispo, rector universitario, senador y lexicógrafo aficionado español del siglo XIX. Nuestro autor nació en la pequeña parroquia de Santa María de Tiñana (concejo de Siero, Asturias) en el seno de una familia muy humilde. Con seis meses, sus padres se trasladaron al cercano concejo de Laviana, allí –entre las parroquias de Villoria y Lorío– pasó su infancia y adolescencia, dedicado al aprendizaje de las primeras letras y de Latinidad. En la parroquia de Villoria entró en contacto con Zeferino González y Díaz Tuñón, O. P. (1831-1894), lavianés de nacimiento, famoso dominico y futuro cardenal de Toledo y primado de España. Parece que la influencia de fray Zeferino, veraneante asiduo en su terruño, resultó capital para que Martínez Vigil se decantara por la carrera eclesiástica. Así, fray Ramón ingresó (1861) en el seminario dominico de Ocaña (Toledo), encargado de formar misioneros para Filipinas e institución donde se había formado su maestro. En el colegio de Ocaña cursó Martínez Vigil los estudios de Filosofía y Teología. En 1864, ya ordenado sacerdote, nuestro autor arribó a Manila y a su universidad de Santo Domingo, donde se doctoró en Teología al amparo de González y Díaz Tuñón, catedrático allí desde 1859. Durante 13 años ejerció la docencia de diversas asignaturas en la gran universidad dominica de Filipinas, de la que llegaría a ser rector en 1871. En 1876 regresó a España para desempeñar diversas responsabilidades eclesiásticas dentro de su orden, al tiempo que proseguía con su labor intelectual. En 1884 fue nombrado obispo de Oviedo, dignidad en la que permaneció hasta su fallecimiento, dejando su sello en la historia de la diócesis ovetense: construyó la basílica neogótica de Covadonga, levantó el seminario provincial y reformó el interior de la catedral de Oviedo. De ideología conservadora, Martínez Vigil tuvo un sonado enfrentamiento con el escritor Leopoldo Alas «Clarín» (1852-1901) a propósito de su obra La Regenta, texto donde el clero ovetense no salía precisamente bien parado. Fray Ramón fue senador entre 1891 y 1901 por la archidiócesis de Santiago de Compostela; desde su escaño combatió de manera furibunda la reforma educativa promovida por el liberal Conde de Romanones (1863-1950) y defendió la necesidad del envío de tropas a Cuba –llegó a formar un batallón con voluntarios de su diócesis– para frenar a los insurgentes. Ramón Martínez Vigil murió en 1904 mientras veraneaba en el palacio episcopal de Gijón.
Su labor erudita es muy abundante (Geografía, Historia sagrada...), pero en el campo filológico solo hizo una pequeña incursión en el campo de la lexicografía: al calor de su labor como docente de Botánica en la Universidad de Santo Tomás de Manila creó un diccionario en el que recogía los nombres de diversos endemismos del Archipiélago en distintas lenguas nativas.
Jaime Peña Arce