Toribio Minguella fue un religioso, obispo, filólogo, académico y senador español nacido en una pequeña localidad de la Rioja Baja, Igea (La Rioja, España). Se conservan escasos datos sobre su infancia. Realizó el noviciado en el monasterio de Monteagudo (Navarra), donde profesó como agustino recoleto en 1856. Un año después salió hacia Filipinas y en 1859 se ordenó como sacerdote. A partir de entonces, y por un espacio de 20 años, realizó su labor pastoral en distintas parroquias de la provincia filipina de Cavite, especialmente en Silang, donde convivió con la población autóctona y aprendió su lengua a la perfección. En 1878 regresó a Madrid como procurador general de su congregación y unos meses después fue nombrado director de un nuevo colegio de su orden destinado a formar misioneros para el Archipiélago radicado en el monasterio de San Millán de Yuso (San Millán de la Cogolla, La Rioja). El edificio, abandonado desde la Desamortización de Mendizábal (1836), fue restaurado para este fin. Fray Toribio, tras ocupar la dirección de esta institución durante tres años, desempeñó diversos cargos dentro de su orden y se mantuvo siempre activo en la recuperación del acervo y patrimonio religioso riojano perdido durante la Regencia de María Cristina (1833-1840). En 1894 ascendió a la dignidad de obispo: primero, de Puerto Rico y, en 1898, de Sigüenza, destinos que simultaneó con el de senador: inicialmente por Santiago de Cuba (1896-1898) y, tras su regreso a España después de la pérdida de las últimas colonias, por Toledo (1899-1900). En 1917 se retiró al monasterio de Monteagudo (Navarra), dedicado a estudios históricos y hagiográficos. Murió en Cintruénigo (Navarra) en 1920 y recibió sepultura en el monasterio que lo vio formarse y que fue su casa durante los últimos años de su vida.
Su labor filológica se centró en el estudio de la lengua tagala, aprendida durante su etapa como misionero. Publicó primero el Ensayo de gramática hispano-tagala, cuyo propósito, como era habitual en este tipo de obras, era el de la enseñanza de esa lengua a otros religioso con fines pastorales; después llevó a las prensas el Método práctico para que los niños y niñas de las provincias tagalas aprendan a hablar castellano, en que su autor se decanta por un sistema práctico mediante diálogos para enseñar la lengua española a los niños filipinos. El resto de su obra es de lo más variado: investigaciones sobre la historia de la diócesis de Sigüenza y la Virgen riojana de Valvanera o hagiografías. Recuperó gran parte de la biblioteca perdida del monasterio de San Millán, en la actualidad el archivo de ese monasterio lleva el nombre de Colección Minguella. Además, sus trabajos sobre historia eclesiástica le valieron el nombramiento como miembro de la Real Academia de la Historia.
Jaime Peña Arce