Manuel Navarro Arnal fue un religioso franciscano, misionero, escritor, naturalista aficionado y etnógrafo nacido en Náquera (Valencia, España) a mediados del s. XIX. Realizó el noviciado en Valencia y se ordenó sacerdote en 1888. Desde muy joven sintió vocación misionera. Así, pocos años después de su ordenación (1895) solicitó viajar a Perú, adonde llegó en 1896 y fue destinado a Santa Rosa de Ocopa (departamento de Junín). Posteriormente (1903), y con el propósito de evangelizar, se internó en la Amazonia peruana siguiendo el curso del río Ucayali. Trabajó por la educación y conversión de los pueblos indígenas, de los que llegó a aprender sus lenguas. Enfermo de paludismo, regresó a Ocopa, donde se dedicó a la predicación y a sus labores como naturalista y etnógrafo (parte de este legado se atesora en el Museo de Ciencias Naturales de Onteniente, Valencia). Ocupó con acierto cargos orgánicos dentro de su congregación, lo que le valió la Orden del Sol peruana y una condecoración vaticana. Regresó a su tierra natal como superior del convento del Santo Espíritu del Monte (Gilet, Valencia), muy cercano a la localidad que lo vio nacer. Asaltado el convento tras la proclamación de la II República Española, el padre Navarro se trasladó a Náquera donde fallecería a los pocos meses. Expiró a los 66 años, tras 36 de servicio en las misiones, el 30 de octubre de 1931.
Fruto de su contacto directo con las lenguas indígenas, como consecuencia de su labor pastoral, compuso un Vocabulario castellano-quechua-pano, con sus respectivas gramáticas quechua y pana (1903), obra reimpresa en Cajamarca en 1919.
Jaime Peña Arce