Pocas cosas son las que sabemos de la vida de Mariano Peralta. Por su actividad, debía ser aragonés, o fuertemente arraigado en Aragón. Fue un abogado de los Tribunales del Reino, como hace constar en la portada de la primera edición de su diccionario. Y nada más, ni siquiera las fechas de su nacimiento y muerte, o el lugar en que sucedieron
A Peralta debemos el primer diccionario con regionalismos peninsulares, el Ensayo de un diccionario aragonés-castellano (1836), solamente precedido por el de cubanismos de Esteban Pichardo (1789-ca. 1880). No es una obra muy extensa, ya que solamente recoge 805 términos, no todos ellos regionales. Son voces que faltaban en el repertorio académico, y que el autor deseaba verlos incluidos como modo de enriquecer la lengua. En los preliminares de la obra, Peralta defiende de la unidad del idioma con todas las variedades internas, aunque en un plano de igualdad, tildando, como es frecuente, al diccionario de la Academia de centralista y poco abierto a lo que no es castellano. El Ensayo tuvo una segunda edición en 1853, sin cambios pese a que para entonces ya habían aparecido otros repertorios de aragonesismos, en la que su nombre aparece escondido tras las iniciales D. M. P. Esta salida iba adornada con una colección de grabados de diferentes artistas.
Manuel Alvar Ezquerra