Baldomero Rivodó (bautizado como Félix Baldomero Rivodó) fue un acaudalado comerciante y masón hispanoamericano del siglo XIX con inquietudes lingüísticas. Nació en la isla de Curazao en 1821 en el seno de una familia procedente de Cumaná (Venezuela), pero pronto se trasladó al continente venezolano. Tras algo más de una década viviendo entre Venezuela y París por razones –probablemente– de orden político, Rivodó se instaló definitivamente en Caracas (Venezuela), donde compaginó sus negocios con su labor filológica. Aunque ya había mostrado su interés por la lengua española en periódicos locales como El Vigía, su mayor aportación a la Lingüística se concentra a partir de la década de 1870. Al cumplir los 50 años decidió crear un movimiento para actuar en contra de la corriente americana que promovía la fragmentación de la lengua española. Antes o después a él se unieron, entre otros, Rufino José Cuervo (1844-1911) en Colombia, Juan Eligio Rocha (1815-1873) en Nicaragua, Carlos Gagini (1865-1925) en Costa Rica y Antonio Batres Jáuregui (1847-19129) en Guatemala. Sus estudios le valieron una propuesta de ingreso en la Academia Venezolana (1899) que declinó por no considerarse merecedor de tal honor, así como por su avanzada edad, que le impediría cumplir con sus obligaciones como académico. Falleció en Caracas en 1915.
La obra de Rivodó trata distintos aspectos lingüísticos. La más ambiciosa, por su extensión y por ser la más abarcadora, son los Entretenimientos gramaticales, publicados en 8 tomos. De temática más específica son su Prontuario de la acentuación castellana y su Tratado de los compuestos castellanos. La primera de estas obras, publicada por vez primera en 1872, tuvo una segunda edición corregida y aumentada (Antero hermanos, Caracas, 1880). El Tratado de los compuestos castellanos, de contenido morfológico como se desprende del título, fue la primera obra que trató el procedimiento de la composición en la lengua española, basándose en la undécima edición de la Gramática de la Academia (1869) y en las obras de figuras tan señeras como Vicente Salvá (1786-1849) y Andrés Bello (1781-1865). Pese al alto grado de especialización de la obra, incluyó algunos comentarios sobre la sufijación y, en una segunda edición (Librería Universal Española de A. Roger y F. Charnowitz, París, 1883), aumentó y corrigió el contenido de la primera. En la portada de ambas ediciones el autor mostró su intención de escribir una segunda parte en la que el objeto de estudio fueran compuestos procedentes de otras lenguas muertas y modernas; sin embargo, parece que, por motivos ajenos al autor, no llegó a publicarse. Como lexicógrafo escribió un Diccionario consultor o memorándum del escribiente y las Voces nuevas en la lengua castellana, de las que se sirvió la Academia para la elaboración de la decimotercera edición de su Diccionario de la lengua castellana (1889). En el título de Voces nuevas el autor hace una breve descripción del contenido del glosario, a saber, neologismos, revitalización de voces en desuso, el acento prosódico y venezolanismos. Retoma el asunto de la composición y la derivación, que ya había analizado en su Tratado, aplicándolo a la neología. En sus Nociones de ortología castellana reunió y comentó las ideas más relevantes sobre Ortología de fuentes como Andrés Bello (1781-1865) y Mariano José Sicilia (¿?-1827-1832-¿?).
Leticia González Corrales
Agradecemos a Manuel Alfredo Padra Rivodó todas las informaciones que nos ha facilitado para la elaboración de esta ficha biobibliográfica.