Francisco Rodríguez Marín, hombre de una extraordinaria erudición, nació en Osuna (Sevilla) en 1855. Quedó huérfano siendo niño. Realizó sus primeros estudios en Osuna. En la Universidad de Sevilla se licenció en Derecho Civil y Canónico, ejerciendo como abogado en su localidad natal entre 1883 y 1895, fecha esta última en la que se trasladó a Sevilla. Compartió esa profesión con la de periodista, hasta que se decidió a abandonarla en 1897, pues su voz quedó mermada por una operación de laringe. En 1895 es nombrado académico de la Academia Sevillana de Buenas Letras. En 1897 es elegido concejal del ayuntamiento sevillano por el Partido Liberal. En 1907 ingresó en la Real Academia Española (sillón g), de la que fue director (1940-1943), nombrado para sustituir a José María Pemán (1897-1981), destituido fulminantemente por una orden ministerial. Fue director de la Biblioteca Nacional entre 1912 y 1930, consejero de Instrucción Pública, y director del CSIC, entre otros cargos. Su archivo y biblioteca fueron donados a esta última institución. En 1927 tomó posesión de su plaza como numerario en la Real Academia de la Historia (medalla 12). Murió en Madrid en 1943.
Rodríguez Marín ha sido uno de los grandes estudiosos y editores de la obra cervantina. Además, ha cultivado la literatura popular tradicional y la andaluza del Siglo de Oro. Por lo que concierne a nuestra lengua, fue un infatigable recolector de refranes, de elementos fraseológicos, y de palabras de uso común, así como crítico del diccionario académico.
Manuel Alvar Ezquerra