Carlos Rodolfo Tobar y Guarderas fue un escritor, intelectual, político y diplomático ecuatoriano, activo durante las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX. Nació en Quito, en 1853, en el seno de una de las grandes familias de esa ciudad. La posición acomodada de sus padres le permitió recibir una esmerada educación, que culminó con sendos doctorados en Medicina y en Ciencias Naturales por la Universidad Central del Ecuador. No obstante, sus intereses —que siguió desarrollando a lo largo de toda su vida— fueron muy variados, pues abarcaron tanto las ciencias como las letras. Al término de sus estudios, y gracias a su formación autodidacta en filología, consiguió una cátedra de Literatura en la institución en la que se había formado, de la que llegó a ser rector en 1891. Nuestro protagonista alternó el trabajo docente e investigador con el político —de ideología conservadora, llegó a ser diputado, senador y ministro de exteriores de su país— y con el diplomático —ejerció como embajador en Argentina, España y ante la Sociedad de Naciones—. Su vida estuvo marcada por frecuentes viajes por América y Europa; sin embargo, su destino predilecto fue España, lo que lo llevó a residir en Barcelona durante largas temporadas y a introducirse en los círculos intelectuales más importantes de la España de la Restauración. Convertido en uno de los intelectuales más importantes del Ecuador finisecular y de los comienzos del siglo XX, Tobar y Guarderas falleció en Barcelona en 1920, cuando contaba con 67 años de edad.
Su trabajo erudito fue muy abultado, pero el estrictamente lingüístico y publicado en forma de monografía fue más discreto. En este sentido, llevó a las prensas Consultas al diccionario de la lengua: Algo que le falta en el Vocabulario académico y de lo que sobra en el de los ecuatorianos, etc. en 1900. Dicho texto fue denominado inicialmente Diccionario de quiteñismos y con ese nombre comenzó a publicarse por partes en los Anales de la Universidad de Quito. Este diccionario, de 938 artículos de variada microestructura, recoge algunas voces y acepciones del español americano (concretamente ecuatoriano y, por mejor decir, quiteño). La obra fue reeditada en Barcelona en 1907 (Imp. Atlas Geográfico de Alberto Martín).
Jaime Peña Arce