Diego de Torres Villarroel nació en Salamanca en 1694. Hijo de librero, fue un lector voraz, sobre todo en lo referente a la astrología y las matemáticas. Gran parte de su vida la conocemos por su autobiografía, por más que no sean pocos las concesiones a la fantasía. Según se cuenta en ella, escapó del colegio y se fue a Portugal, donde ejerció las profesiones más diversas, incluida la de curandero y soldado. Tras su vuelta a España adquiere gran popularidad con la publicación de almanaques y pronósticos anuales. A lo largo de su vida se le atribuyeron muchas predicciones, como la temprana muerte de Luis I de España (1707-1724, rey unos meses de 1724) o el motín de Esquilache (1699-1785) en 1766. Fue subdiácono y profesor de matemáticas en la Universidad de Salamanca, de la que llegó a ser vicerrector. Sufrió, por razones no muy claras, el destierro, primero a Portugal, después a París, y tuvo algún problema con la Inquisición. Pese a ello, se ordenó sacerdote en 1745. Fue, además, administrador de los bienes del duque de Alba. Murió en Salamanca en 1770.
Aunque su obra más celebrada es su propia autobiografía, escribió poesía y ensayo. Las predicciones incluidas en sus almanaques aparecen en forma de acertijos, coplas y refranes, por lo que no carecen de interés paremiológico. Prueba de ello son el Ramillete de los astros (1718) y Los enfermos de la fuente de el toro […] (1752).
M.ª Auxiliadora Castillo Carballo