George Wallace Umphrey nació en 1879 en Ontario (Canadá), y falleció en 1950 en Estados Unidos. Fue profesor de lenguas románicas y profesor asistente de español en la Universidad de Washington, en Seattle. G. W. Umphrey fue un reconocido hispanista de Estados Unidos que prestó atención al dialecto aragonés, además de hacerlo a las literaturas española e hispanoamericana. Una de sus primeras publicaciones, que data de 1907, estaba destinada a la recopilación y presentación de abundantes materiales para la conversación y la composición en español. Su Spanish prose composition estaba dirigida, principalmente, a alumnos que ya tuvieran un ligero dominio del español, en especial a aquellos quienes hubiesen cursado un semestre de gramática española, ya fuese en la universidad o en el instituto. El libro estaba compuesto tanto por lecciones teóricas, recogidas en la parte primera, como por ejercicios prácticos, en las partes segunda y tercera. También de 1907 son sus fragmentos editados de literatura aragonesa bajo el título de «Aragonese texts now edited for the first time» (Revue Hispanique, XVI, 1907, págs. 244-287). En 1911 publicó un artículo titulado «The Aragonese dialect» en el tomo XXIV de la misma revista, que constituyó la primera síntesis del dialecto aragonés y que contenía características tanto de morfología y sintaxis, como de gramática histórica y vocabulario. En 1913 publicaría un libro con el mismo título de The Aragonese dialect en Seattle (Washington) en el que recogió el artículo de 1911 junto a los fragmentos aragoneses publicados en 1907. Años más tarde, en 1919, escribió un artículo sobre los poetas hispanoamericanos, centrado en Rubén Darío: «Spanish-American poets of today and yesterday. I. Rubén íDaróo» (Hispania, 2-2, págs. 64-87). Un año después, en 1920, G. W. Umphrey dirigió su atención hacia el dramaturgo y poeta español Juan Eugenio Hartzenbusch (1806-1880) y publicó una edición de su afamada obra Los amantes de Teruel (1837). Umphrey no solo escribió la introducción y anotaciones de la obra, sino que la acompañó de un vocabulario español-inglés de más de treinta páginas, inserto al final.
Estela Calero Hernández