Agustín Yáñez y Girona fue un naturalista, farmacéutico, lexicógrafo, rector universitario y político liberal español activo durante la primera mitad del siglo XIX. Nació en Barcelona en el seno de una familia ilustrada de profesionales liberales. La seguridad económica proporcionada por esa situación –unida a su natural curiosidad– le permitió recibir una esmerada formación: aprendidas las primeras letras en el Seminario Conciliar, Yáñez ingresó primero en el Colegio Tridentino de Barcelona (1803), donde se formó en Filosofía, Cosmografía y Matemáticas; y después, en el Real Colegio de Cirugía Médica –fundado en la capital catalana en 1760 por orden de Carlos III (1716-1788)–, institución en la que se familiarizó con la Física, la Química y la Botánica en los comienzos de su carrera de Medicina. La invasión napoleónica (1808) y la consecuente Guerra de Independencia (1808-1814) impidieron que Yáñez finalizara sus estudios; sin embargo, una vez retirado el enemigo y ante la falta de profesorado debido al exilio forzoso de parte del cuerpo docente del centro, la misma contingencia que le había impedido licenciarse le permitió ocupar a muy temprana edad –y aunque fuera de forma interina– una cátedra, la de Química, en ese Real Colegio. En 1815, cuando ya había ingresado como miembro de número en la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona, comenzó los estudios de Farmacia en el recién creado Real Colegio de San Victoriano, donde –previo paso por Madrid, ciudad en la que asistió a las lecciones del reputado botánico Mariano Lagasca (1776-1839)– se licenció y se doctoró. En 1822 consiguió la cátedra de Mineralogía en la Universidad de Barcelona, aún radicada en Cervera (Lérida) desde que Felipe V (1683-1746) castigó a las instituciones catalanas por su oposición a la instalación de su dinastía en el trono español a comienzos del siglo XVIII. Finalizado el Trienio Liberal (1820-1823), periodo durante el cual había sido teniente de alcalde de Barcelona –y en consonancia con los vaivenes ideológicos del siglo XIX español–, Yáñez fue represaliado y expulsado de su cargo por su defensa de las ideas constitucionales. Tras la muerte de Fernando VII (1784-1833), pasó a desempeñar la cátedra de Historia Natural en la Universidad barcelonesa, dentro de la que llegó a ser decano de la Facultad de Farmacia (1854-1856) y rector (1856-1857) y participó en el retorno de la Institución a la ciudad condal a partir de 1837. Yáñez y Girona ocupó durante largos años la presidencia de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona, fue uno de los fundadores de la Real Sociedad Barcelonesa de Amigos del País y uno de los intelectuales más relevantes y respetados de la Cataluña de su tiempo. Murió en Barcelona en 1857.
Su obra más importante fueron las Lecciones de Historia Natural (Oficina de la viuda de Roca, Barcelona, 1820), un manual eminentemente pedagógico que fue profusamente utilizado en los estudios científicos de las Universidades españolas en los años siguientes; este texto fue reeditado –después de una profunda revisión– 25 años después (Imprenta de Benito Espona y Blay, Barcelona, 1844-1845). La labor lexicográfica de Yáñez cristalizó en la elaboración de un diccionario de Historia Natural en dos tomos, traducción de la obra homónima del naturalista francés Félix Édouard Guérin-Méneville (1799-1874).
Jaime Peña Arce