No tenemos noticias de la vida de John Andree, conocedor de un nada desdeñable número de lenguas, a tenor de lo que se puede ver en la obra de la que me ocupo a continuación. Considero que puede tratarse del mismo personaje que el médico John Andree (ca. 1699-1785), traductor al inglés de algún tratado de su especialidad, padre del médico también llamado John Andree (1749 o 1750-1833). No es mucha la relación que hay entre la medicina y la lexicografía, pero no deja de ser llamativo que al final de A vocabulary in six languages […] aparezca una Disquisitio physico-philosophica, or A brief enquiry into the nature of pleasure and pain, caused by external taction (págs. 175-178), de naturaleza médica. Tanto ese vocabulario como las escasas páginas de la otra materia serían obras de juventud. Si fuesen el mismo personaje el lexicógrafo y el médico, la fecha de su nacimiento es incierta, aunque en torno a 1699; tampoco sabemos el lugar en que se produjo. Estudió en Reims (Francia) medicina, disciplina en la que obtuvo el título en Londres en 1741. Fundó en 1740 el Hospital de Londres, del que durante algún tiempo fue el único médico. Publicó numerosos libros de medicina. Dejó el ejercicio de la profesión en 1764, y murió en 1786.
En la portada de A vocabulary in six languages […] no aparece el nombre del autor, aunque la dedicatoria está firmada por R. John Andree. Este repertorio es una nomenclatura en la que las voces recogidas se presentan en seis columnas, una por lengua, a doble página, con el inglés, el latín y el italiano a la izquierda, y el francés, el español y el portugués a la derecha. La disposición no es arbitraria, sino resultado de la voluntad del redactor que las agrupó por la afinidad que existe entre ellas. El léxico se reparte en 33 capítulos agrupados en tres grandes bloques, por categorías gramaticales: los 28 primeros contienen sustantivos, los cuatro siguientes adjetivos, y, el último, verbos; en total son unas 2500 entradas. En la nota dirigida al lector, el autor expone algunas consideraciones en torno al origen de las lenguas registradas, la necesidad de su variedad, y las relaciones que hay entre ellas. A esa nota siguen unas breves líneas sobre las particularidades de la pronunciación de las lenguas, así como una página con los modelos de declinación en latín.
El diccionario de Andree tuvo una segunda edición en 1729 (N. Prevost & Co., Londres), aparentemente sin cambios, de la cual se conservan muy pocos ejemplares, por lo que ha pasado prácticamente desapercibida para la crítica.
Manuel Alvar Ezquerra