Timoteo O’Scanlan de Lacy nació en El Ferrol (La Coruña) en 1774, en el seno de una conocida familia de origen irlandés, cuyo padre fue el conocido médico militar del mismo nombre (1726-1800). Estudió, primero, en Tolosa (Guipúzcoa) y, después, en el Colegio Imperial de Madrid. Terminados sus estudios regresó a El Ferrol, donde ingresó en el regimiento irlandés Hibernia. En 1793 era ayudante ingeniero de Marina, y en 1794 alférez de navío, habiendo alcanzado el grado de capitán de fragata. Fue encargado de las obras del puerto de Salou (Tarragona), periodo de cierta tranquilidad que le permitió iniciar las obras que nos ocupan más abajo. Falleció en Madrid finalizando el año 1831. Se había trasladado a la capital para redactar unas nuevas Ordenanzas de Arsenales, además de recibir en 1827, por parte de Martín Fernández de Navarrete (1765-1844), el encargo de la redacción de un diccionario marítimo, que pudo ver terminado e impreso.
Timoteo O’Scanlan nos dejó una Cartilla práctica de construcción naval y el Diccionario marítimo español. Él es el autor del Diccionario marítimo, aunque algunas veces se da como tal a Fernández de Navarrete. Parece claro que el borrador inicial se debe al primero de ellos, y que don Manuel del Castillo y Castro fue encargado de corregirlo y aumentarlo, según cuenta en la pág. XXV del prólogo Fernández de Navarrete, y a quien se deben las directrices de la obra y las correcciones finales. Manuel del Castillo era capitán de fragata y había redactado para su uso particular un diccionario náutico. El Diccionario marítimo está mucho más elaborado, y es más completo, que la Cartilla, que, tal vez, fuera el antecedente del repertorio publicado en 1831. En ella, el léxico recogido es solamente el referido a la construcción naval, con las entradas y explicaciones en español. El Diccionario marítimo español surge por la necesidad que había en nuestra lengua de una obra amplia y moderna que diera cuenta no solo de la fabricación de barcos, sino también de la navegación, que estaban cambiando de forma considerable, así como de la contratación y el comercio marítimo. La terminología recogida en él es amplia, con definiciones y explicaciones más que suficientes, además de proporcionarnos los equivalentes de las voces en francés, inglés e italiano. Por si ello fuera poco, la obra se completa con tres vocabularios bilingües, con las entradas en cada una de esas lenguas, y los equivalentes en nuestra lengua, en ocasiones con breves definiciones o explicaciones en español. Así, el Diccionario es un instrumento útil para la comunicación de los hablantes y conocedores de las cuatro lenguas, en especial de la gente del mar. Desde el mismo momento de su impresión se concibió la idea de hacer una segunda edición, que nunca se acometió.
Manuel Alvar Ezquerra