Son muy escasos los datos biográficos que disponemos de Bartolomé de Valverde y Gandía. Él mismo nos cuenta que nació en el Marquesado de Villena (Valencia), lo cual debió suceder en torno a 1520. Debió estudiar en Valencia, donde a finales de 1564 o principios de 1565 debió terminar la redacción de un diccionario hebreo, el Liber radicum seu lexicon hebreum, que todavía permanece inédito. No mucho tiempo después fue llamado por Felipe II (1527-1598, rey desde 1556) para enseñar en el Colegio Real de Santa María de Párreces (Segovia), fundado en 1567, trasladado a El Escorial en 1575, en el cual también fue bibliotecario. En 1577 el monarca lo manda a Bohemia, a la corte de Rodolfo II (1552-1612), Archiduque de Austria, rey de Hungría (1572-1608) y de Bohemia (1575-1611) y Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico (1576-1612). De Bohemia fue a Italia, encontrándose en Padua en 1581, aunque también estuvo en Roma, donde se hizo amigo del serbio Srečko Perić (1521-1590), cuyo nombre italianizado era Felice Peretti, quien en 1585 fue el papa Sixto V, aunque para entonces nuestro personaje ya estaba de vuelta en El Escorial, adonde regresó en 1584. Pero en 1587 retorna a Roma, para formar parte del equipo encargado por el papa de la comparación del texto latino con el hebreo de la Vulgata, pero eran tantas las correcciones que se habían de hacer que las tareas se paralizaron. No sabemos si Valverde regresó a España, pero en 1592 todavía continuaba en Roma.
Aparte de otras obras, a Bartolomé Valverde debemos el que tal vez sea nuestro primer diccionario etimológico en sentido estricto, los Vocablos castellanos cvya origen es de las lenguas Griega, Latina, Hebrea, Caldea, Aráuiga, conservado en un manuscrito de la Biblioteca Nacional de Viena, seguramente redactado durante su estancia en Bohemia. En él defiende que para encontrar el verdadero origen de nuestras voces hay que remontarse hasta el hebreo, aunque no todas las etimologías que propone son hebreas. En total, da cuenta de 137 entradas, aunque llegan a centenar y medio el total de voces tratadas, pues en el interior de algunos artículos hay referencias a otras palabras. Una versión ampliada de este manuscrito se conserva en El Escorial, Tractado de Etymologías de vozes castellanas en otras lenguas, Castellana, Hebrea, Griega, Árabe, con cerca de 300 entradas, y que debió ser redactado entre 1584 y 1586, durante la segunda estancia del autor en El Escorial, y, por supuesto, anterior a la fecha de 1600 que se maneja habitualmente. A partir de este manuscrito se realizó en el s. XVIII otra copia, que se conserva en la Biblioteca Nacional de España, Tractado de etymologías de voces Castellanas en otras lenguas, Castellana, Hebrea, Griega, Árabe (MSS/9934, fols. 130r-168v), idéntica a la anterior, salvo algunos cambios gráficos. Y a finales del s. XVIII se realizó otra copia, conservada en la biblioteca de la Real Academia Española, Vocabulario etimológico, con algunos presupuestos necesarios para saber inquirir y deducir las etimologías castellanas y de otras lenguas (ms. 3-A-6, fols. 40r-90v), con algunas diferencias a partir de la letra c sobre el de la BNE.
Manuel Alvar Ezquerra