Mariano Gaspar Remiro fue un hebraísta, arabista, historiador, académico y profesor universitario español, activo durante el final del siglo XIX y los primeros decenios del XX. Vio la luz en Zaragoza, en 1868, en el seno de una familia cuya calidad nos es desconocida. Son pocos los datos esclarecidos sobre los primeros años de su vida, que debieron transcurrir en su ciudad natal. Durante su adolescencia, ingresó en el seminario diocesano de Zaragoza y, aunque no llegó a ordenarse sacerdote, pudo entrar en su universidad, donde obtuvo una licenciatura en Filosofía y Letras; además dejó inconclusos los estudios de Derecho. En 1890 se doctoró en la Universidad Central de Madrid con un trabajo dedicado al poeta latino Prudencio (348-410). Recién doctorado, consiguió una plaza de catedrático de Hebreo en la Universidad de La Habana, ciudad en la que residió durante solo un curso. Al año siguiente, pasó a ocupar un puesto análogo en la Universidad de Salamanca, institución en la que culminó sus estudios de Derecho. Tras residir en la capital charra por espacio de seis años, se trasladó en 1898 a Granada, en cuya Universidad ocupó la cátedra de Árabe y donde realizó un sinfín de actividades docentes e investigadoras durante 15 años. En 1913, rodeado de un enorme prestigio como semitista e historiador, se trasladó a la Universidad Central de Madrid, centro en el que finalizó su carrera académica. Además, nuestro aragonés fue admitido como miembro de número en la Real Academia de la Historia. Mariano Gaspar Remiro se retiró, en torno a 1924, a Épila (Zaragoza), la localidad de la que procedía su familia, y allí falleció durante las vacaciones de verano del año 1925, cuando contaba solo con 57 años de edad.
El trabajo filológico de este autor se centró en la creación de materiales didácticos para el estudio de la lengua hebrea, y cristalizó en su Gramática hebrea con ejercicios de lectura, análisis y traducción. La estructura de esta obra es la que sigue: en primer lugar, aparecen tres partes divididas en epígrafes y dedicadas, respectivamente, a la fonética, a la analogía y a la sintaxis; a continuación (y con paginación independiente), se inserta una crestomatía, en la que se proponen ejercicios de traducción, que termina con un pequeño diccionario hebreo-español. Gaspar Remiro destacó, igualmente, por sus trabajos sobre el judeoespañol. En este sentido, hay fuentes que defienden la inclusión a modo de apéndice de un pequeño glosario, «Vocablos y frases del judeo-español», dentro de su discurso de recepción en la Real Academia de la Historia, titulado Los cronistas hispano-judíos (Tipografía de El Defensor, Granada, 1920); tal afirmación, al menos en esa primera edición, se puede descartar. Dicho glosario sí fue publicado de forma fragmentaria en diferentes revistas especializadas, como el Boletín de la Real Academia de la Historia. Por otro lado, gracias a sus conocimientos sobre lenguas semíticas, nuestro zaragozano llegó a convertirse en un reputado historiador.
Jaime Peña Arce