Fray Juan Félix de la Encarnación, o de la Anunciación –según figura en su acta de profesión– fue un religioso y lexicógrafo español, activo en Filipinas durante los años mediales del siglo XIX. Nuestro autor vio la luz en la villa vallisoletana de Geria, en plenos montes Torozos, en 1806. Nacido en el seno de una familia de labriegos y pequeños propietarios, vivió su infancia durante los tormentosos años de la Guerra de Independencia española (1808-1814). Sus padres procuraron darle una educación esmerada, por lo que, aprendidas las primeras letras en su localidad natal, el futuro religioso fue enviado a Valladolid, ciudad en la que realizó el bachillerato y en cuya Universidad comenzó los estudios de Derecho. Llamado por su vocación religiosa, abandonó los estudios y, tras rechazar el ingreso en el colegio de los Agustinos Filipinos de la ciudad del Pisuerga, recaló en el convento que los recoletos poseían en la localidad de Alfaro (La Rioja), congregación con la que había entrado en contacto durante su etapa vallisoletana. Allí profesó en 1828 y, tras el cierre inmediato de este colegio, se trasladó al de Monteagudo (Navarra), desde donde preparó su viaje misional a Filipinas. Este comenzó en 1829 en la ciudad de Santander, desde la que partió la expedición de religiosos rumbo a Manila, arribando a la capital filipina tras cuatro meses de travesía. Ese mismo año (1829) se ordenó sacerdote y fue destinado a la parroquia de la ciudad de Zamboanga, en el extremo occidental de la meridional isla de Mindanao; tres años después, fue trasladado a la parroquia de Siquijor, en la misma isla. Permaneció en esa parroquia hasta 1849, misionando por todo Mindanao, familiarizándose con la lengua cebuana (de la familia bisaya) y con los usos y costumbres de sus habitantes. Entre 1849 y 1861 desempeñó diversos cargos en la administración de su orden en Manila, por lo que abandonó parcialmente su labor evangelizadora. Desde 1861, y hasta su muerte en 1879, fray Juan Félix vivió en la localidad de San Sebastián, en la isla de Samar (Bisayas orientales).
La labor lexicográfica de nuestro autor se enmarca dentro de las premisas de la lingüística misionera: crear obras que permitieran el aprendizaje de lenguas aborígenes para facilitar la labor evangelizadora sobre esos pueblos. En este caso, la lengua aborigen es el cebuano de la isla de Mindanao, lengua con la que fray Juan Félix estuvo en contacto durante largos años, y a la que solía denominar genéricamente bisaya. La primera edición del diccionario de Juan Félix de la Encarnación vio la luz en Manila (1851), a instancias de propio autor, cuando –tras su paso por Mindanao– este residía en la capital filipina y se dedicaba al desempeño de diversos cargos administrativos. El Diccionario bisaya-español de 1851 es un repertorio bidireccional, bisaya-español y español-bisaya, ambas partes con un copioso apéndice. El repertorio volvió a ver la luz un año después con el título Diccionario español-bisaya, pues las partes estaban trastocadas respecto al impreso de 1851: primero, la parte español-bisaya, y, después, la bisaya-español. Cada una de las ediciones se considera un conjunto, las dos son bidireccionales, y su título corresponde a la parte insertada en primer lugar. Años después, el propio fray Juan aumentó su obra y volvió a imprimirla en las prensas manileñas (Imprenta de Miguel Sánchez y C.ª, Binondo, 1866). Tras su muerte, el repertorio fue, de nuevo, aumentado con más de 3000 voces por su correligionario, el zaragozano José Sánchez del Carmen, O. A. R. (1843-1902), y vio la luz en 1885 con el sello de la Imprenta de los Amigos de País de la capital filipina. La obra de Juan Félix de la Encarnación es considerada la más importante de la lexicografía cebuana del siglo XIX; por este motivo, el texto fue traducido a muchas lenguas, incluidas otras filipinas, como el tagalo.
Jaime Peña Arce