José (o Josep) Escrig Martínez fue un lexicógrafo español del siglo XIX. Nuestro autor nació en el seno de una acomodada familia de la villa valenciana de Liria, en 1791. En esa localidad transcurrió su niñez y adolescencia, durante las cuales, gracias a la posición de su familia, pudo recibir una educación esmerada. Su formación universitaria se vio retrasada por la inestabilidad producida por la Guerra de Independencia española (1808-1814); finalmente, en 1819, Escrig se licenciaba en Filosofía y Derecho en la Universidad de Valencia. Concluidos sus estudios, regresó a Liria, contrajo matrimonio y comenzó a desarrollar su labor como abogado. Durante sus años universitarios, el valenciano había abrazado los ideales liberales, por lo que apoyó calurosamente el levantamiento de Rafael de Riego (1784-1823) y se significó durante el Trienio Liberal (1820-1823). Al término de este, Escrig sufrió largos años de hostigamiento, hasta que, en 1829, fue detenido y encarcelado, durante más de dos años, en las torres de Serranos (Valencia). En 1831 fue puesto en libertad, regresó entonces a Liria y retomó la dirección de su despacho; solo la muerte de Fernando VII (1784-1833) pondría fin a sus problemas. Durante breves años vivió una existencia plácida en su pueblo natal, rodeado de su familia y dedicado al ejercicio de su profesión. Su principal cliente fue la casa ducal de Alba y Liria, la familia nobiliaria más poderosa de España, que –debido a la supresión de los señoríos jurisdiccionales acometida por los gobiernos liberales– tuvo que poner al día todo su patrimonio. Toda esta tranquilidad se vio truncada por un nuevo acontecimiento del turbulento siglo XIX español: las tropas carlistas, comandadas por el general Cabrera (1806-1877), conocido como el Tigre del Maestrazgo, entraron en Liria a sangre y fuego en 1836. Nuestro autor consiguió huir, y se refugió en Valencia con todos sus allegados. En la capital del Turia permaneció por espacio de catorce años (1836-1850); la existencia no debió resultar nada fácil, pues, además de las inquietantes noticias que llegaban de Liria –población que fue asaltada tres veces más durante los dos años siguientes–, su numerosa familia apenas podía mantenerse debido al diezmo que había sufrido el patrimonio familiar tras el abandono de su hogar. En 1850, diez años después de la conclusión de la Primera Guerra Carlista (1833-1840), la familia se instaló de nuevo en la villa edetana y recuperó las riendas de su bufete, y allí permanecerá hasta el final de su vida. José Escrig asumió los cargos de alcalde y juez de la población en 1855, cuando una epidemia de cólera hizo sentir sus efectos en el Campo del Turia. En 1861, con una edad excepcional y en reconocimiento a la labor en defensa de sus conciudadanos, recibió el título honorífico de juez de paz de la villa liriana. José Escrig Martínez murió en su localidad natal en 1867.
Nuestro autor dedicó los más de catorce años (1836-1850) pasados en Valencia a la redacción del Diccionario valenciano-castellano, un repertorio monodireccional valenciano-español de unas 73 000 entradas. Tras la edición príncipe (1851), volvió a ser editado en dos ocasiones: en 1871 (Librería de Pascual Aguilar, Valencia) y 1887 (Librería de Pascual Aguilar, Valencia), esta última en dos volúmenes y editada por el filólogo valenciano Carmelo Navarro y Llombart (1848-1893) –más conocido por su pseudónimo Constantí Llombart–, quien incluyó su Ensayo de ortografía lemosino-valenciana entre los preliminares. La obra de Escrig recibió rápidamente un amplio reconocimiento, hasta el punto de que las diputaciones provinciales de Valencia, Alicante y Castellón recomendaron su compra a todos los ayuntamientos del País Valenciano, aunque el motivo principal que forzó esta decisión fue el potencial que el texto tenía para castellanizar a la población. El Diccionario valenciano-castellano, obra que presenta una propuesta ortográfica propia, y pese a los defectos que la investigación ha ido señalando, es considerado un punto de inflexión en el largo camino de la dignificación del vernáculo valenciano.
Jaime Peña Arce