Lorenzo Fernández Cosgaya fue un religioso dominico y lingüista, activo en Filipinas durante los años finales del siglo XVII y comienzos del siglo siguiente. La vida de este autor, más allá de que misionara en la región de Pangasinán (centro-oeste de la isla de Luzón) y de que trabajara sobre la lengua pangasinense, es un completo enigma. Al no haber dejado obra impresa, y al no haberse conservado manuscritos autógrafos, ni siquiera podemos contar con los escasos datos que él podría haber hecho constar –tal como es habitual en textos de lingüística misionera– en los preliminares de sus obras. Lo único que se sabe sobre su vida es su condición de peninsular y, puesto que era obligado en la época, una estancia más o menos larga en Nueva España antes de su llegada a Filipinas. También parece que trabó relación con su correligionario Andrés López, O. P. (1642-1683), estudioso del pangasinense, pangasinano o pangasinán, y misionero en la misma región, cuya obra fue llevada a las prensas –póstumamente– por Fernández Cosgaya.
La labor filológica de este autor se centró en la descripción del pangasinense, tarea común y acumulativa realizada por la orden de Santo Domingo durante más de 300 años. Tras editar y llevar a las prensas la obra de López (1690), Fernández Cosgaya se dedicó a la composición de un diccionario sobre ese idioma. El texto resultante, que quedó manuscrito hasta su edición en el siglo XIX por el castellonense Pedro Vilanova, O. P. (1818-1873), es un repertorio bidireccional, español-pangasinense y pangasinense-español. Este diccionario es considerado la mejor obra lexicográfica compuesta sobre este idioma y, junto con el Arte de López, es considerado el mejor estudio de esa lengua durante el periodo de dominación española en Filipinas.
Jaime Peña Arce