Leoncio Francisco Gallego Pérez fue un veterinario y lexicógrafo aficionado español del siglo XIX. Nació, en 1827, en la pequeña localidad de Almadenejos (Ciudad Real), próxima a Almadén, en cuyas minas trabajaba su padre como capataz. Tras formarse en las instituciones creadas para la instrucción de los hijos de los trabajadores, comenzó –también en Almadén, y forzado por su familia– los estudios de Minas; sin embargo, no llegó a acabarlos: sus dos pasiones eran la veterinaria y el periodismo, por lo que, pese al disgusto familiar, Gallego se marchó a Madrid y se matriculó en la facultad de Veterinaria (1848). Al culminar sus estudios, en 1853, comenzó el ejercicio de la profesión; simultáneamente fundó y dirigió diversas revistas relacionadas con la sanidad animal, algunas de las cuales llegaron a convertirse en las más prestigiosas de su tiempo. Desde sus páginas defendió las teorías darwinistas, muy polémicas en la época, pero criticó acerbamente las de Louis Pasteur (1822-1895) y los progresos de la ciencia, emergente en aquel momento, que este había creado: la microbiología; al mismo tiempo, abogó por la dignificación de su profesión, denunciando constantemente los casos de intrusismo profesional, y censuró con dureza la existencia de ferrócratas, término dado a los veterinarios autodidactas que subsistían económicamente combinando su profesión con la de herrador, realidad aún habitual en la España de mediados del siglo XIX. En 1859, solo seis años después de completar su licenciatura, opositó para catedrático de la facultad en la que se había formado; finalmente no resultó elegido, y ese desengaño lo marcó de por vida. Pese a los vaivenes políticos de la España decimonónica, y sin una ideología definida, Gallego Pérez se mantuvo al margen –casi siempre– de las vicisitudes políticas de su tiempo; tan solo durante el Sexenio Democrático (1868-1874) se manifestó abiertamente en contra de algunas leyes de sello progresista. Desde los inicios del decenio de 1860, Gallego se dedicó de forma prácticamente exclusiva al periodismo científico: mantuvo la dirección de sus revistas, se centró en la escritura de artículos de investigación e invirtió parte de su tiempo en la traducción de diversos materiales relacionados con su disciplina escritos en francés. Leoncio Francisco Gallego fue miembro de diversas asociaciones, y un profesional respetado en el mundo veterinario español de finales del XIX. En 1886, murió prematuramente en Madrid con solo 59 años.
El trabajo lexicográfico del manchego fue siempre subsidiario de sus labores como veterinario, y cristalizó en el Diccionario manual de medicina veterinaria práctica, obra publicada en tres tomos, y formada a partir de la traducción y refundición de dos obras francesas que había traducido previamente, abundantemente glosadas. Este diccionario consta de dos partes bien diferenciadas: la primera, más teórica, con nociones generales sobre diversas cuestiones de patología y terapéutica; y una segunda, que presenta una descripción práctica de las enfermedades animales y de su tratamiento. El repertorio queda completado con una lista de medicamentos y fórmulas magistrales, así como por dos vocabularios explicativos y etimológicos de diversas palabras técnicas usuales en la disciplina.
Jaime Peña Arce