Pedro Gazapo Cerezal nació en Zamora en 1862. Tras estudiar en el Seminario y en el Instituto de su ciudad natal, se trasladó a Salamanca en cuya universidad se licenció en Filosofía y Letras, y se doctoró en 1883. Se inició en labor docente en el Colegio de San José de Zamora y, tras ganar por oposición la cátedra de latín y castellano (1889), continuó en el Instituto Provincial de Orense, desde donde pasó muy pronto al Instituto Provincial de León donde estuvo quince años, llegando a ser secretario del centro. Mediante una permuta, en 1906 llegó al Instituto General y Técnico de Zamora, donde pasó el resto de su vida. Fue director de este Instituto (1907), hasta ser nombrado en 1910 comisario de la Escuela Normal Superior de Maestros de Zamora. No fue ajeno a la política local, y el 1911 fue elegido concejal por el Parido Liberal, representación que mantuvo hasta 1919, siendo unos meses alcalde (en 1917). Al jubilarse, en 1932, fue nombrado Director honorario del Instituto, lo que en 1936 hizo que fuese el presidente de la Comisión de Depuración de Magisterio de la provincia de Zamora. Falleció en Zamora en 1940.
Su preocupación por la enseñanza de la lengua clásica lo llevó a publicar una Colección de trozos escogidos y modelos tomados de las diferentes épocas de la literatura latina, ordenados, gradualmente dispuestos y anotados convenientemente, para los ejercicios de lectura, análisis y traducción (1893, reeditada en 1900 en la Tipografía de los Herederos de G., León), una Gramática de la lengua latina (2 vols., Herederos de Ángel González, León, 1903-1904, reeditada en un solo volumen en 1906, 1908, 1913 y 1914), que fue declarada de mérito por la Real Academia Española y por el Consejo de Instrucción Pública, y premiada con el Diploma de Primera y Medalla de Oro en la Exposición de Quito de 1909, y un Ensayo de un vocabulario ideológico de la lengua latina para facilitar la adquisición del caudal de este idioma y ayudar a los principiantes en los ejercicios de composición. El objetivo de estos textos no es otro que el de facilitar el aprendizaje de la gramática, de la traducción y de la composición a sus alumnos.
El Ensayo de un vocabulario ideológico de la lengua latina, pese a su título, no es sino una nomenclatura, un repertorio ordenado temáticamente muy poco original en la historia de la lexicografía del español, pero que a Gazapo le parece un sistema útil y práctico para enseñar el léxico por el orden de las ideas. Conocedor de las «tentativas que se han hecho en diferentes épocas para reducir las voces de todos los idiomas a un clasificación común o ideológica» (p. IX), considera que la ordenación temática, «encadenada» o «de relaciones de analogía y parentesco» (p. IX) es la forma más lógica y racional de presentar el léxico de una lengua, y aunque reconoce la dificultad de componer un diccionario ideológico, confiesa que su único deseo de facilitar el aprendizaje del léxico a sus alumnos.
Mª Ángeles García Aranda