Daniel Granada fue un periodista, abogado, profesor universitario y lexicógrafo aficionado hispano-uruguayo, activo en ese país del Cono Sur entre finales del siglo XIX y comienzos del XX. Nuestro autor nació en la ciudad de Vigo (Pontevedra, Galicia) en 1847. Su familia emigró rápidamente al Río de la Plata y se asentó en Montevideo. Tras cursar sus estudios primarios y secundarios en la capital de Uruguay, Granada de licenció en Derecho en la Universidad de la República en 1870, con 23 años. Culminada su formación universitaria, opositó para juez y consiguió plaza, en 1873, en tribunales administrativos y penales. Cuatro años más tarde (1877), comenzó el ejercicio de la pedagogía: primero como profesor de Literatura en el Ateneo de Montevideo (1877) y después como profesor interino de Derecho natural e internacional (1884) en el centro donde se había formado; llegaría a alcanzar la cátedra. En torno a 1885, el vigués se instaló en la ciudad de Salto, urbe asentada en las orillas del río Uruguay, en el noroeste del país y fronteriza con Argentina, donde ejerció como abogado y cultivó el periodismo. En 1904 nuestro autor regresó definitivamente a España y se asentó en Madrid. Tras dedicar los últimos 25 años de su vida a la investigación y la escritura, en estrecha relación con grandes nombres de la intelectualidad madrileña, murió en 1929.
Daniel Granada siempre manifestó un profundo interés por los estudios filológicos en general y lexicográficos en particular. Durante su estancia en Salto preparó los materiales de su Vocabulario rioplatense razonado, obra que vio su primera edición en 1889. Este texto recoge, especialmente (y debida a la zona en la que se alza la ciudad de Salto) vocabulario del guaraní introducido en el español de la zona. La edición príncipe, a instancias de su propio autor, fue examinada por el académico de la Española Juan Varela y Alcalá-Galiano (18224-1905); el envío al académico no fue en vano: la intención de Granada era llamar la atención de la Real Academia Española sobre el vocabulario particular –en especial, sobre los indigenismos– del Río de la Plata. El examen de Valera fue duro, y como consecuencia el gallego enmendó su obra: afinó conceptos, aumentó el número de entradas, documentó voces y las relacionó entre sí e incluyó una serie de consideraciones sobre la fonética y la prosodia del guaraní. Esta versión, corregida y aumentada, se llevó a las prensas un año después (Imprenta Rural, Montevideo, 1890). En 1957, el erudito uruguayo Lauro Ayesterán (1913-1966) volvió a editar la obra, en dos tomos, con un estudio previo (Ministerio de Instrucción Pública y Previsión Social, Montevideo). A finales del siglo XX, en 1998, apareció en España una nueva edición crítica (Arco/Libros, Madrid, 1998) realizada por la profesora uruguaya Úrsula Kühl de Mones.
Jaime Peña Arce