Federico Huesca y Madrid, marqués de Aguiar, fue un periodista, diplomático y lexicógrafo aficionado español del siglo XIX. Nació en Madrid, en 1841, en el seno de una familia aristocrática y bien relacionada. Cursó toda su formación en las mejores instituciones educativas en la capital española, que culminó con una licenciatura en Derecho, y dedicó el resto de su vida a desarrollar una activa carrera diplomática y política. Gracias a los contactos de su familia, alcanzó con apenas 24 años el cargo de ministro residente en Florencia. Durante el Sexenio Revolucionario (1868-1874) cayó en desgracia, pero con el advenimiento de la Restauración recuperó sus atribuciones. Huesca ocupó un sinfín de puestos relevantes: en 1882 fue ministro residente en Tánger; dos años después, en 1884, fue nombrado gobernador civil de Almería; a continuación, trabajó en distintos ministerios en Madrid y, en torno al cambio de siglo, ostentaba la gobernación de Logroño. De forma simultánea, destacó como uno de los pioneros del periodismo deportivo –en especial, en el relacionado con el mundo del caballo–, colaborando con numerosas publicaciones periódicas y dirigiendo diversas cabeceras, algunas fundadas por él mismo. Nuestro protagonista se jubiló en 1908. Solo un año más tarde, falleció en su ciudad natal con 68 años de edad tras haber recibido numerosos reconocimientos y condecoraciones, tanto nacionales como extranjeras.
Su trabajo lexicográfico guarda una estrecha relación con sus intereses periodísticos, que cultivó con mayor ahínco durante las cesantías de su carrera, producidas por los grandes vaivenes del turbulento siglo XIX español. En este sentido, su Diccionario hípico y del sport está centrado en la exposición de doctrinas, en la descripción de ejercicios, en la compilación técnica de datos estadísticos y en la presentación de una serie de referencias bibliográficas contemporáneas en relación con el mundo de la hípica, la equitación y, especialmente, la cría de caballos. Huesca hizo especial hincapié en la explicación de los extranjerismos que no tenían equivalentes en español. Este diccionario sigue un estricto orden alfabético y está formado por un conjunto de artículos con diferentes microestructuras y muy diversos en cuanto a su extensión. La comprensión de la obra se ve facilitada por la inclusión de numerosas ilustraciones y tablas. Al final, incluyó un listado de los hierros empleados por los ganaderos españoles de la época para marcar su ganado.
Jaime Peña Arce