Rafael Lama y Leña
Vida
Originario de Andalucía, su camino se cruza con el de Francisco Franco Lozano quizá durante su etapa de estudiantes en Sevilla -dato que habrá que comprobar-, pero sin lugar a dudas en Badajoz, en cuyo Instituto de Segunda Enseñanza se desempeñan ambos como docentes durante las últimas décadas del siglo XIX.
Rafael Lama y Leña, si bien se sabe que nace en Cabra (Córdoba), se ignoran otros detalles tales como el año o el lugar donde desarrolla sus estudios, probablemente en la Universidad de Sevilla; tras terminar su formación, comienza su carrera docente como profesor de latín y castellano en diversos institutos de secundaria de la Península, tales como Baena, Badajoz, Cabra, Ávila, Logroño, Segovia, Santander, Gijón y nuevamente su Cabra natal, donde se jubila el 21 de julio de 1918; por lo que se refiere a su estancia en el Instituto de Badajoz, señala Sánchez Pascua que toma posesión como catedrático de latín y castellano en octubre de 1879 y allí permanece hasta 1882.
Durante este periodo colabora con Francisco Franco Lozano, también catedrático de latín en la institución, y dan a la luz dos obras firmadas en conjunto: los Trozos selectos de autores clásicos latinos, sagrados y profanos (Badajoz, 1880, 1883, 1885) y la Gramática elemental de la lengua latina y castellana (Gijón, 1892), declarada de mérito por el Real Consejo de Instrucción Pública (1893); publica más tarde, y ya en solitario, una Reseña histórica del Instituto Jovellanos de Gijón (Gijón, 1902).
Francisco Franco Lozano
Vida
Francisco Franco Lozano nace en Sevilla en 1849, estudia filosofía y letras y derecho en su ciudad natal, y comienza su carrera docente en 1876 como catedrático de latín y castellano en el Instituto de Cáceres; por permuta con Agustín Cervantes del Castillo, toma posesión de la misma cátedra en el Instituto de Segunda Enseñanza de Badajoz en 1877, donde ejerce varias veces como director (1884-1885, 1890-1900) y permanece hasta su jubilación, y en el que protagoniza diversos incidentes relacionados en última instancia con sus posiciones políticas -según Sánchez Pascua, "integristas y conservadoras"-, que se saldan en 1886 con un expediente disciplinario. Reconocido en el ámbito intelectual nacional e internacional, mantiene correspondencia con eruditos como Luis Montoto y Fidel Fita y publica numerosos artículos y traducciones literarias del griego en periódicos como El Águila Extremeña, Boletín-revista del Instituto de Badajoz, El orden, El Pacense, Bethuria o la Revista Extremeña, todo lo cual justifica su nombramiento como miembro correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes, socio corresponsal del Círculo Filológico Matritense, de la Academia Sevillana de Buenas Letras y de El Areópago, así como de instituciones extranjeras como la Associazione dei benemeriti italiani di Palermo o de la Sociedad Arqueológica de Figueira da Foz; a esto se suman, además, otros reconocimientos, entre los que destacan el de comendador de la Orden Portuguesa de Villaviciosa y el de vicecónsul de Grecia.
Colabora con Rafael Lama y Leña, también catedrático de latín en la institución, y dan a la luz dos obras firmadas en conjunto: los Trozos selectos de autores clásicos latinos, sagrados y profanos (Badajoz, 1880, 1883, 1885) y la Gramática elemental de la lengua latina y castellana (Gijón, 1892), declarada de mérito por el Real Consejo de Instrucción Pública (1893).