Santos López Pelegrín y Zabala (o Zavala) nació en Cobeta (Guadalajara), en el seno de una familia acomodada de ideología liberal. Estudió en el Colegio Imperial de Madrid y Derecho en la Universidad de Alcalá, que le concedió, en 1822, el título de bachiller en Derecho Civil y, cinco años más tarde, consiguió el título de abogado de los Reales Consejos. Entre 1829 y 1832 permaneció en Filipinas, desempeñando el cargo de asesor general del Gobierno. Tras regresar a la metrópolis, ejerció como teniente corregidor en Madrid (1834), ministro de Audiencia (1835-1837), magistrado de la Audiencia de Cáceres (1835-1837) y diputado por la provincia de Guadalajara (1837-1840). Además de sus servicios al Estado, López Pelegrín realizó otras actividades: participó activamente en la prensa del momento y escribió comedias, poesías y un diccionario.
En el ámbito periodístico fue conocido por el tono satírico de sus colaboraciones. Firmó con el pseudónimo de Abenamar en distintos periódicos: El Español, El Correo Nacional, Nosotros, El Mundo –del que fue fundador y director– y Abenamar y el estudiante. Capricho periodístico, que fundó junto a Antonio María de Segovia (1808-1874). Abenamar y el estudiante. Colección de artículos satíricos y festivos publicados en diversos periódicos (Imprenta y librería de Estevan Trías, Palma, 1840) es fruto de esta relación. Publicó varios artículos sobre tauromaquia, además de su Filosofía de los toros (Imprenta de Boix, Madrid, 1842) y Tauromaquia completa, o sea el Arte de torear en plaza, tanto a pie como a caballo, que se le atribuye por las semejanzas con la anterior. Como literato publicó Poesías (Imprenta de Boix, Madrid, 1842) y varias comedias: Cásate por interés y me lo dirás después (Yenes, Madrid, 1840), A cazar me vuelvo (Imprenta de Repullés, Madrid, 1841), Ser buen hijo y ser buen padre (Imprenta de Repullés, Madrid, 1843) y Un día de baños (Imprenta de la Sra. Viuda e Hijos de Mayol, Barcelona, 1851). También es autor de La religión. Oda (Imprenta de Amarita, Madrid, 1825) y de Contestación a la voz de alerta de D. Fermín Caballero sobre la cuestión del día (Imprenta de la Compañía Tipográfica, Madrid, 1839). Colaboró en el ambicioso proyecto lexicográfico de Juan Peñalver (¿?-¿?) titulado Panléxico. Ante la repentina muerte de Olive (1767-1843), finalizó su Diccionario de sinónimos (Imprenta de Boix, Madrid, 1843) y redactó el Vocabulario de la fábula. En las primeras páginas del repertorio, López Pelegrín lo presentó como una obra necesaria ante la falta de una obra similar en lengua castellana. Era consciente de las divergencias que existen entre un diccionario de estas características y el resto, por ello tomó como modelo a François Noël (1756-1841) y su Dictionnaire de la fable […] (Le Normant, París, 1801, y ediciones posteriores), a quien copió y tradujo, con pocas aportaciones originales, pese a afirmar que copió de Ovidio.