Vida
Ricardo Macías Picavea fue profesor, periodista, político y novelista. Nació en Santoña en 1847 y estudió bachillerato en León. En 1863 comenzó Filosofía y Letras en Valladolid y en 1865 se matriculó en derecho, carrera que abandonó dos años después. Por recomendación de su padre, que era militar, se alistó como voluntario, lo que le ayudó en sus estudios universitarios ya que pudo licenciarse en filosofía en la Universidad Central de Madrid en 1873. Entre 1867 y 1871 participó en los círculos krausistas. Ingresó en la masonería con el nombre de “Sócrates” y se inscribió en la Logia Reforma 45 en Valladolid que abandonaría en 1883. Los cuatro años de voluntario en el ejército en los que vivió entre Madrid y Valladolid fueron años de una intensa vida intelectual y política. En 1874 obtuvo una cátedra de psicología, lógica y filosofía moral en el instituto de Tortosa, aunque este acabó cerrando en 1877 por lo que solicitó el traslado a Valladolid donde viviría hasta su fallecimiento en 1899.
Además de por la psicología, Picavea se interesó por la lingüística y la filología, de ahí que optara por la cátedra de latín en Valladolid donde pronto llamaron la atención los métodos que puso en práctica para enseñar dicha lengua. En 1881 fundó con José Muro el periódico republicano-progresista La libertad del que fue director desde 1884 hasta su muerte. El periódico se convirtió en una tribuna de polémica política y social. En él aparecieron sus primeras novelas, La mecánica del choque (1887) y El derecho de la fuerza (1890), además de un buen número de artículos. Se convirtió en una figura destacada del regeneracionismo con la publicación de su último libro: El problema nacional (1899).
En 1878 publicó Compendio elemental y razonado de gramática general latina, un libro de texto que podría considerarse la primera aplicación en España de un enfoque científico moderno al estudio de la lengua latina. Buscaba elaborar un texto basado en un método didáctico adecuado a la edad de los estudiantes que iban a utilizarlo. Se reeditó tres veces (en 1883, 1890 y 1893) y atrajo tanto las hostilidades de los profesores con una mentalidad más tradicional y un sistema más rutinario, a los que Picavea denominaba “pseudo-Nebrijas” como el apoyo de los docentes que estaban a favor de reformar la enseñanza del latín. Su método se impuso hasta principios del siglo XX. En el prólogo el autor expresa su visión positivista entre el pasado y el presente más reciente con respecto al estudio y el conocimiento del lenguaje humano y sus idiomas. Para Picavea, las instituciones educativas están muy alejadas de la modernidad vigente en otros países europeos de su entorno; sin embargo, las investigaciones filológicas más actuales venían marcadas por el análisis a partir de la observación empírica, la libertad de crítica, la renovación o el progreso en los procedimientos de estudios lingüísticos, todo lo cual había provocado una auténtica revolución en el estudio del lenguaje teniendo muy en cuenta el apoyo de los latinistas europeos. También publicó un Programa de la asignatura de gramática latina (1878).