Parece que Pedro Marbán vio la luz en la villa de Tiendra en una familia de labriegos adinerados. Esta población (actualmente sita en la provincia de Valladolid) pertenece ya al campo de Toro, por lo que no es raro que la bibliografía tilde de «zamorano» a nuestro autor. Estudió Latín, Retórica y Letras Humanas en la Universidad de Salamanca, donde además –a través de un familiar directo- entró en contacto con la Compañía de Jesús, en la que terminó ingresando. Continuó su formación licenciándose en Artes en Soria y en Teología en Valladolid. De Castilla, con la intención de marchar al Nuevo Mundo a evangelizar, saltó a Sevilla, donde en 1671 se ordenó definitivamente. Ese mismo año viajó a las Indias, instalándose, según unos, en el Colegio Máximo de San Pablo de Lima (hoy basílica y convento de San Pedro), institución que contenía la mayor biblioteca jesuítica del mundo hispánico, y, según otros, en el Noviciado de San Antonio Abad (hoy casona de San Marcos, sede de la Universidad Nacional), también en la Ciudad de los Reyes.
De Lima fue destinado, junto con otros jesuitas, como José del Castillo y Cipriano Barace, a la misión de Moxos (actualmente en el departamento del Beni, en Bolivia) en 1675. Pasó allí el resto de su vida, realizando ocasionales viajes a Lima. Gracias a su conocimiento de la lengua local pudo redactar su Arte de la lengua moxa. Murió el 28 de noviembre de 1713 en la actual población de Loreto, víctima de la malaria, donde recibió homenaje y sepultura. Tanto él como sus compañeros fundaron más reducciones jesuíticas en la región. Estas reducciones, germen de las actuales poblaciones, recuerdan, en muchos casos, a sus fundadores a través de sus propios nombres. Así, una de las provincias de este departamento del Beni, recibe el nombre de Marbán desde 1941.
Su obra más conocida es el Arte de la lengua moxa con su vocabulario y cathecismo, destinada a facilitar el conocimiento de esa lengua a futuros misioneros. Circuló primero de manera manuscrita; finalmente, en 1701, pasó a las prensas bajo la protección del Virrey del Perú y del Arzobispo de Lima. En 1894 apareció una edición facsimilar en Leizpig, realizada por el americanista Platzmann.
En la actualidad, la lengua moxa es empleada por un porcentaje de población muy minoritario en el departamento del Beni. Además, se ha ramificado en cuatro dialectos: trinitario –el que conserva mayor vitalidad–, ignaciano, javeriano y loretano.