Las únicas noticias que poseemos de Luis Marty Caballero son sus propias obras. En 1861 comenzó la publicación del Anuario general del comercio, de la industria y de las profesiones para Madrid, y en 1862 dio a la luz la Guía alfabética para el uso del papel sellado con arreglo a la legislación vigente (Imprenta del Anuario General, 1862), lo que puede ser un indicio de su actividad profesional (probablemente relacionada con el comercio o la economía) y lugar de residencia; en 1863 dio a la luz una nueva edición, ampliada, del Anuario general, para el año 1864.
Marty fue autor de diccionarios de nuestra lengua, el primero de los cuales es el Vocabulario de todas las voces que faltan a los diccionarios de la lengua castellana, redactado, tal y como se anuncia en la portada, como complemento a los demás existentes de carácter general, tanto en lo referente al léxico de la lengua (incorpora no pocos provincialismos, extranjerismos, tecnicismos y voces del pasado), como a los nombres propios (especialmente de la mitología). Este Vocabulario tuvo una segunda edición en 1859 sin más cambios que la eliminación de la breve dedicatoria.
El segundo de sus repertorios es el Diccionario de la lengua castellana, aparecido tan solo un año después del anterior, sin el segundo apellido del autor. En él se muestra seguidor del de la Academia, aunque, como sucedía con frecuencia en la época, aumentado con numerosos artículos de información enciclopédica. Fue continuado por E. Marty Caballero (¿?-1864-¿?) aunque con cierta independencia. El cambio induce a pensar que, para cuando se publicó este otro, Luis Marty ya habría fallecido, a no ser que los motivos para ello fuesen otros que desconocemos. Desde luego, en 1894 ya había desaparecido, y su hijo Luis y tres hijos de este se hallaban en la más absoluta indigencia, muriendo de hambre.