José Joaquín de Mora fue uno de los grandes intelectuales del siglo XVIII español. Nació en Cádiz en 1783 en el seno de una familia acomodada, hijo de un abogado de prestigio. En sus primeros años aprendió francés (después se casaría con una francesa), y también inglés. Estudió Derecho en la Universidad de Granada, donde fue catedrático de Filosofía (en 1806), y tuvo como alumno a Francisco Martínez de la Rosa (1787-1862). Combatió en la batalla de Bailén (1808), fue hecho prisionero al año siguiente y llevado a Francia hasta el final de la Guerra de la Independencia (1814). En 1815 se instala en Madrid, ejerciendo como periodista, escritor y traductor. Intervino junto a su amigo y paisano Antonio Alcalá Galiano (1789-1865) en la polémica suscitada por Juan Nicolás Böhl de Faber (1770-1836) sobre el valor del teatro de Pedro Calderón de la Barca (1600-1681) y sobre el Romanticismo. Por su militancia liberal, cuando se reinstaura la monarquía, de carácter absolutista, en 1824 tuvo que exiliarse en Londres, donde hizo amistad, entre otros personajes hispanoamericanos, con Andrés Bello (1781-1865). Poco después, en 1827, se instala en Buenos Aires, y al año siguiente se marcha a Chile, donde participa en la redacción de su Constitución (1828). Por sus ataques al gobierno conservador, tiene que salir en 1831 a un nuevo exilio, en Perú, de donde pasó a Bolivia en 1834. Tres años más tarde regresó a Londres, y a Madrid en 1843, como representante de Perú y Bolivia. En 1848 ingresó en la Real Academia Española con un discurso sobre El ciego prurito de innovación y de mudanza en el lenguaje en el que trataba del neologismo. En 1856 es nombrado cónsul de España en Londres. Murió en Madrid en 1864.
Es autor de numerosos escritos, aunque de carácter filológico solamente su discurso de ingreso en la Real Academia Española, la Colección de sinónimos, que no tuvo la aceptación de que gozaron otras obras similares, con una sola salida, y una Gramática latina, publicada en 1825 en Londres, donde estaba exiliado, con la vista puesta en el mundo americano. Volvió a publicarse en Santiago de Chile en 1831, al final de su estancia en este país, aunque sin que figurase su nombre, tal vez para evitar represalias del gobierno. En la Colección de sinónimos ordena el contenido alfabéticamente, a partir de de la primera palabra de la serie comentada (todas ellas aparecen enumeradas por la secuencia alfabética al final del libro, remitiendo al encabezamiento en que se comentan), y después se ofrecen las explicaciones sobre el significado y los usos de cada uno de los términos enumerados, que se completan con ejemplos, unas veces cultos, otras de carácter enciclopédico, en los que el autor manifiesta sus conocimientos lingüísticos y extralingüísticos, con no pocas noticias de carácter anecdótico.