Miguel Navarro fue catedrático de Latinidad en el Estudio de la Villa de Madrid durante las últimas décadas del siglo XVI, y autor de varias obras hispanolatinas. Se presentó en 1586, junto a Temino, Bartolomé Solera, Gaspar Martínez y Lazcano, a las oposiciones para cubrir la vacante dejada por Luis de la Cruz Vasco –que a su vez había sucedido a Juan López de Hoyos (1511-1583)– en la cátedra de Gramática del Estudio de la Villa; si bien el tribunal elige al Licenciado Lazcano para el puesto, pronto comienzan las desavenencias con este por no asistir a las clases y por alquilar el local para otros menesteres, desavenencias que terminan con la muerte de Lazcano en 1588; momento en que el tribunal resuelve, sin realizar prueba alguna, nombrar a Miguel Navarro, quien ocupó el cargo desde el 22 de enero de 1588 hasta el 29 de abril de 1602, año de su muerte. Según Benáldez Montalvo fue «un buen gramático a quien renovaron el cargo por sucesivos períodos de cuatro años».
Miguel Navarro nos interesa particularmente por su Libro muy útil y provechoso para aprender la latinidad, un manual para enseñar a los escolares la lengua clásica. El librito se abre con «Del regimiento de las partes de la oración» en la que trata no sólo de las partes de la oración, sino también de cómo construir las oraciones, de las figuras, y de los numerales, cuyo contenido, salvo los numerales, fue copiado por Gaspar Moles Infanzón (¿?-¿?) en su Universal método de construción, y ramillete de flores latinas, y castellanas (Juan de Lanaja y Quartanet, Zaragoza, 1638). En el interior del manual figura un vocabulario temático, esto es, una nomenclatura, titulada «Vocabulario de las partes exteriores y interiores del cuerpo», cuyo contenido es más extenso de lo que hace pensar el título. La obra se completa con una colección de 246 «Prouerbios, y Adagios en Latín y Romance», lo cual confirma, por un lado, el interés pedagógico de la obra, y, por otro, que estaba pensada para la enseñanza del latín.
El Libro muy útil de Miguel Navarro tuvo una edición póstuma (Luis Sánchez, Madrid, 1626), casi sin cambios, únicamente hay variantes gráficas, corrección de erratas, desarrollo de las abreviaturas y unificación de la ortografía.