Alfonso (o Alonso) Fernández de Palencia fue un historiador y humanista al servicio de los Reyes Católicos, Isabel I de Castilla (1451-1504) y Fernando II de Aragón (1452-1516). Nació en 1423, probablemente en Palencia, aunque también se han apuntado otras ciudades de nacimiento, como El Burgo de Osma (Soria) o Sevilla. Fue discípulo de los obispos de Burgos de origen judeoconverso, Pablo de Santa María (ca. 1350-1435) y, su hijo, Alfonso de Cartagena (1381-1456), desde muy joven. Se ha señalado en varias ocasiones la estrecha relación que debió mantener con esta familia, pues, con apenas 17 años, acompañó a Alfonso de Cartagena en una importante misión encomendada por el rey Juan II de Castilla (1406-1454). Entre 1441 y 1453 se le sitúa en Italia, donde completó su formación: estudió Humanidades y trabajó al servicio del cardenal Basilio Besarión (1403-1472). De nuevo en España y con la ayuda del arzobispo de Sevilla, Alfonso de Fonseca el Viejo (1418-1473) fue nombrado cronista y secretario de latín de Enrique IV de Castilla (1425-1474) en 1456; desde entonces, Alfonso de Palencia participó como mediador en conflictos e intereses cortesanos. El primero de ellos fue el enfrentamiento por los arzobispados de Santiago y Sevilla, que lo obligó a marchar a Roma hacia 1464, por mandato del arzobispo sevillano, para informar de graves acusaciones contra Enrique IV. Palencia logró escapar de la encrucijada, resolviendo la disputa sin difamar la figura real, que caería, poco después, en la Farsa de Ávila (1465). Ante este nuevo escenario político, se alineó junto a los partidarios del hermano del rey, Alfonso de Castilla (1453-1468); sin embargo, la repentina muerte del joven infante, truncó sus planes. Este inesperado suceso lo llevó a ser uno de los principales defensores, primero, de Isabel de Castilla y, después, de su matrimonio con Fernando II de Aragón. Durante el reinado de los Reyes Católicos (1474-1516) se afianzó en el cargo de cronista y secretario real, a la vez que cobraba más importancia en asuntos de palacio, que terminó abandonando en 1477. El cese de su actividad política le permitió instalarse en Sevilla, donde se dedicó a la redacción de su obra hasta su muerte en 1492.
Palencia se propuso llevar a cabo un ambicioso proyecto historiográfico que abarcase desde la dominación romana de la Península (218 a. C.) hasta sus años al servicio de los reyes castellanos como cronista (s. XV). Buena parte de los libros que lo componían se han perdido o han quedado manuscritos: De la antigüedad de España e de las fazañas de la gente española, dividido en dos partes, de las cuales solo se ha conservado la Segunda deca (ms., ca. 1474); Fazañas de los antiguos príncipes, de la que solo han llegado noticias; los cuatro manuscritos de la Gesta Hispaniensia ex annalibus suorum dierum colligentis, conocida también como las Décadas, que reúne su labor como cronista real; y la inconclusa Bellum adversus granatenses, también manuscrita, que atiende a los últimos años de la Reconquista (722-1492). Asimismo, publicó obras de carácter moral (Batalla campal de los perros contra los lobos, s. n., s. l., 1457), geográfico (Compendiolum breue, quo ciuitatem oppidorum atque fluminum nomina hispanorum innotescam, ms., 1482) y lingüístico. Estas últimas son estudios sobre el léxico latino y español: De sinonymis y Universal vocabulario. El primero de ellos es una recopilación de sinónimos latinos que se clasifican, según su categoría gramatical, en tres libros y, en ellos, se presentan agrupados en categorías conceptuales, frente a la tradicional ordenación alfabética. El Universal vocabulario es una de las primeras aportaciones a la lexicografía española. La disposición a dos columnas del texto da cabida a un diccionario doble, esto es, un diccionario monolingüe latino a la izquierda, que recuerda al Elementarium doctrinae erudimentum (ca. 1050) de Papías (activo a mediados del s. XI), y, a la derecha, la traducción al español de este texto, manteniendo las entradas latinas. Además de las equivalencias léxicas, Palencia añade información enciclopédica con el objetivo de facilitar el acercamiento a los textos latinos y mejorar el conocimiento de la lengua latina. Tradujo, además, las Vidas de Plutarcho (Paulus de Colonia Alemanus cum suis sociis, Sevilla, 1491), así como las Guerras de los judíos con los romanos y Contra Appion grammático de Flavio Josefo (Meinardus Ungut y Stanislaus Polonus, Sevilla, 1492), editadas conjuntamente.