Acisclo Antonio Palomino de Castro y Velasco, pintor y tratadista español, es una de las figuras españolas más relevantes del periodo de transición del siglo XVII al XVIII, no solo por su producción pictórica, sino también por su obra literaria.
Nació en Bujalance (Córdoba) en 1655 y siendo niño se trasladó con su familia a Córdoba, donde inició la carrera del sacerdocio estudiando Humanidades (gramática, filosofía, derecho, teología y cánones), que abandonó para dedicarse a la pintura. Su formación pictórica se inicia en Córdoba bajo la tutela de Juan de Valdés Leal (1622-1690) y, posteriormente, bajo la de Juan de Alfaro (1643-1680), que había sido discípulo de Velázquez (1599-1660). En 1678 viajó a Madrid y fue introducido en el círculo de Carreño de Miranda (1614-1685) y Claudio Coello (1642-1693), que le dieron la oportunidad de colaborar en algunas obras para la corte, llegando a obtener el título de pintor con Carlos II (1661-1700, rey desde 1665) en 1688, puesto en el que recibió una notable influencia de Luca Giordano (1634-1705), de quien aprendió la técnica al fresco, convirtiéndose en uno de los más importantes fresquistas del barroco español. También realizó obras en Valencia, Salamanca, El Paular (Madrid), Granada, etc. En sus obras se aprecia la evolución de la pintura barroca de finales del siglo XVII hacia el Rococó y, en último término, el Neoclasicismo del siglo XVIII.
En Madrid, en 1680, se casó con Catalina Bárbara Pérez de Sierra, hija de un diplomático. Llegó a ser nombrado alcalde del Concejo de la Mesta, y logró un título nobiliario. Tras la muerte de su esposa en 1725, Palomino fue ordenado sacerdote y murió el 12 de agosto de 1726 en Madrid.
Más que por su producción pictórica, tal vez, Palomino se ha hecho famoso por su faceta de escritor y teórico, por haber escrito una obra como El museo pictórico, y escala óptica (1715-1724), una de las principales fuentes para la historia de la pintura barroca española que compuso ya entrado el siglo XVIII, obra por la que se le considera como el primer historiador de arte en España. Bajo ese título reúne tres volúmenes bien diferenciados. El primero dedicado a la teoría de la pintura titulado Museo pictórico, y escala óptica (1715); el segundo a la Práctica de la Pintura (1724), subtitulado Documentos para las ideas, o assumptos de las obras, de que se ponen algunos exemplares, donde nos deja ver su faceta de creador de ideas y programas iconográficos que pudieran servir de guía para otros pintores y que él consideraba el legado más importante de su carrera artística; el tercero, subtitulado El Parnaso español pintoresco laureado (1724) y conocido como Vidas de los pintores y estatuarios eminentes españoles, constituye una fuente de información imprescindible para el estudio de los artistas de la época, con doscientas veintiséis biografías de pintores y escultores que trabajaron en la España del Siglo de Oro, donde no solo se recogen noticias biográficas sino también valoraciones personales de los artistas, siguiendo la estela de Giorgio Vasari (1511-1574) y Francisco Pacheco (1564-1644), motivo por el que se conocido como el Vasari español. Palomino pone sus conocimientos al servicio de los demás y fue uno de los primeros tratadistas en la historia del arte en España citando de forma clara sus fuentes, lo cual representa una gran novedad en aquel momento como instrumento didáctico. En el interior de la obra, estudia, analiza, define y explica una serie de términos recogidos de los tratadistas extranjeros para que puedan servir de ejemplo a los pintores españoles. Es el reflejo de la solidez de au formación filológica, como latinista, y su alta preparación en los campos de la filosofía, de la geometría, de la óptica, etc. Otra faceta importante de la tarea literaria de Palomino es la referida a la explicación de complejos programas iconográficos por él concebidos.
La obra fue parcialmente traducida al inglés en 1739. Posteriormente, un resumen de la obra original fue publicado en Londres en 1742. También se tradujo al francés en 1749 y al alemán en 1781. La segunda edición en español fue publicada en Madrid en 1795.
Palomino interesa para la BVFE porque al final del tomo primero de El museo pictórico, y escala óptica incluyó un vocabulario de términos artísticos con el título de «índice de los términos privativos del arte de la pintura, y sus definiciones, según el orden alphabético, con la versión latina, en beneficio de los estrangeros», en el que da cuenta de unos cuatro centenares de voces.