Felipe Robles Dégano fue un religioso, filósofo y lingüista español nacido en San Esteban del Valle (Ávila) en 1863. Con 14 años, comenzó su formación en el Seminario Conciliar de Ávila, del que será profesor de Ética, Matemáticas, Latín, Geografía y Retórica (1887-1890). En 1887 se ordenó sacerdote y, tres años más tarde, recibió el título de Sagrada Teología por la Universidad de Salamanca. Entre 1890 y 1891, se dedicó al ejercicio sacerdotal en Montuenga (Segovia), que abandonó por desavenencias con el pueblo. Poco después, ingresó en la Compañía de Jesús, de la que decidió exclaustrarse en 1900, una decisión que complicará su admisión en la Diócesis de Ávila. Durante sus años como jesuita recibió formación filosófica y profundizó en sus inquietudes sobre la gramática española, que desembocaron en una serie de obras dedicadas a esta cuestión. En 1905, ya admitido en la Diócesis, le concedieron el permiso para instalarse temporalmente en Madrid, donde trabará amistad con Marcelino Menéndez Pelayo (1856-1912). Al poco de regresar a San Esteban del Valle (1910), lo nombraron coadjutor y, en 1919, el nuevo obispo, Enrique Pla y Deniel (1876-1968), lo designó como ecónomo de Navarrevisca (Ávila). Retomó la docencia en el Seminario de Ávila en 1921, ocupándose de las cátedras de Lógica y Metafísica. Desde entonces, y hasta su muerte en 1939, compaginó la enseñanza con su actividad como religioso y sus colaboraciones en las publicaciones periódicas de la ciudad: El Siglo Futuro y El Diario de Ávila.
La primera aportación a la Lingüística de Robles Dégano fue la Ortología clásica de la lengua castellana. Con un afán preceptivo, expuso una teoría ortológica del español apoyada en citas de autoridad. El libro se divide en cuatro secciones, a saber, «Ortología fonética», «Ortología prosódica», «Ortología silábica» y «Ortología rítmica», a las que se añade un complemento sobre cuestiones prosódicas en niveles superiores, como la cláusula o el periodo. Un año más tarde se decreta como libro de texto para las escuelas normales, misma fecha en la que sale a la venta el Compendio de ortología clásica con fines comerciales y didácticos. Robles Dégano se propuso, además, aplicar la Lógica y la Metafísica al estudio de las gramáticas española y latina. Primero publicó los artículos dedicados a esta cuestión que vieron la luz previamente en prensa bajo el título Filosofía del verbo. En él, da cuenta de la morfología verbal, que caracteriza siguiendo un criterio semántico, con el prisma de las disciplinas filosóficas. Posteriormente, se imprimió la Gramática general, la primera parte de un proyecto editorial con el que pretendió adaptar las teorías filosóficas de la gramática general al caso particular de la española, pero que no tuvo la continuación anunciada. Resumió su teoría gramatical en El alfa de la gramática castellana, para los niños de las escuelas primarias y en la Gramática elemental de la lengua castellana, cuya división tripartita abarca las siguientes disciplinas: Analogía, Morfología, Sintaxis –siguiendo su terminología, real y lógica–, Ortología y Ortografía. En 1935 se publicaron los artículos de índole gramatical que escribió para El Siglo Futuro entre 1928 y 1930 con el título de Cuestiones gramaticales. En latín, redactó su Peri-hermenías, donde abordó cuestiones gramaticales, en concreto morfológicas y sintácticas, exponiendo tanto sus opiniones como las de otras figuras de autoridad, entre las que destaca Santo Tomás de Aquino (1224 o 1225-1274). Es autor también de una Gramática latina publicada en 1925, y que volvería a ver la luz en la misma imprenta diez años después. Fiel a sus principios lógicos, criticó las decisiones que tomó la Academia en su nueva edición de la Gramática (1911) en Los disparates gramaticales, así como el formalismo del gramático venezolano Andrés Bello (1781-1865) en Notas a la Gramática castellana de D. Andrés Bello, dos estudios muy alejados de su concepción filosófica de la gramática.