Manuel Rodríguez-Navas y Carrasco nació en Puerto Real (Cádiz) en 1848. Realizó sus primeros estudios, que compatibilizó como cajista de imprenta, en Jerez de la Frontera. Se doctoró en Filosofía y Letras. Dirigió el periódico La justicia, fundado por el político Nicolás Salmerón (1838-1908), órgano del Centro Republicano, y la revista Cultura Hispanoamericana, encargada de estrechar vínculos culturales con América. Fundó el Círculo Filológico Matritense (1885-1890), donde enseñó gramática filosófica. Murió en Madrid en 1922.
Escribió un número considerable de obras de diversa índole, muchas de ellas bajo el auspicio del conocido editor Saturnino Calleja. Son innumerables sus estudios de ganadería y agricultura, así como sus aportaciones pedagógicas, ya que fue autor de guías, introducciones y compendios de diversas materias escolares como la aritmética, la geometría, la geografía o la historia, sin olvidar la ortografía, la gramática o los métodos de lectura. De hecho, dirigió la Biblioteca para escuelas normales, con el fin de ayudar a los opositores a escuelas elementales y de grado superior. Realizó también muchas traducciones, sobre todos de clásicos latinos y libros franceses, aunque tampoco olvidó a Charles Dickens (1812-1870) y su David Copperfield. Expresó sus ideas políticas en dos libros: Ideas de libertad (1869) y La república triunfará (1872). En el ámbito estrictamente filológico son reseñables sus Estudios de tecnología. Análisis etimológico de raíces, afijos y desinencias de la lengua española (1903) y varios diccionarios: el Diccionario francés-español (1906), el Diccionario completo de la lengua española (1905) y el Diccionario general y técnico hispanoamericano (1918). El Diccionario completo es de carácter enciclopédico, con abundantes nombres propios, voces científicas y técnicas, y regionalismos, habiendo tenido varias ediciones. Por su parte, el Diccionario general y técnico hispanoamericano es una ampliación del anterior, en el que incorporó nuevos vocablos, sobre todo americanismos y tecnicismos, como consecuencia de los avances habidos en el tiempo transcurrido desde la primera edición, y, especialmente, porque la Primera Guerra Mundial (1914-1918) puso en circulación muchas palabras nuevas de las que era necesario dar cuenta, de manera que su contenido es aumentado en un 35%. De estos diccionarios, en especial del primero, se deriva un Diccionario manual enciclopédico de la lengua castellana en el que no figura el nombre de Rodríguez-Navas, sino el del editor, cuyo título varía de la cubierta a la portada, y que debió aparecer por vez primera en 1908. Más tarde dio lugar a una Enciclopedia abreviada cuyo título y contenido cambiaban según avanzaban las ediciones. Del Diccionario completo de Rodríguez-Navas también se derivó el Diccionario popular de la lengua española (Editorial Saturnino Calleja, Madrid, s. a.), al cual siguió un Diccionario castellano de bolsillo (tal vez de 1918), en los cuales la intervención de nuestro autor no es evidente, debían ser productos de la editorial.