Matías Salleras y Vergés, profesor y gramático, nació en 1833 en Sant Pere Pescador (Girona). Poco se sabe de la vida de Salleras, excepto que entre 1873 y 1874 era director de la Escuela Normal de Murcia, cargo que desempeñaba en 1876 en la de Segovia, como hace constar en la portada de su Gramática; después lo fue de la de Tarragona (entre 1881 y 1887). En 1885 ejercía como profesor en la Escuela Normal de Barcelona, en la que se jubiló en enero de 1903, al cumplir los 70 años, aunque continuó enseñando durante cinco años más.
El único trabajo conocido de Matías Salleras es su voluminosa Gramática razonada de la lengua española (1876), muy bien recibida en su momento por la prensa y por la propia Real Academia Española, y una obra que, también desde la perspectiva historiográfica, debe ser considerada como uno de los ejemplos más originales y consistentes del movimiento gramatical racionalista en España. En esta obra Salleras defiende desde el principio la estrecha relación entre lenguaje y pensamiento, haciendo coincidir la existencia de unidades de pensamiento (ideas, juicios y raciocinios) con unidades de la gramática (palabras, oraciones y cláusulas); de aquí deriva su defensa de la teoría del verbo único así como el análisis de la proposición-juicio en tres partes; la exclusión de la interjección del inventario de las partes del discurso, etc. Tales ideas racionalistas se complementan con las doctrinas de eminentes gramáticos del español. A Vicente Salvá, por ejemplo, debe Salleras su tratamiento teórico del artículo, categoría a la que niega cualquier función determinante, al considerar que su única función es servir de índice al sustantivo que sigue. La influencia de A. Bello en Salleras, por otra parte, se puede observar en el sistema propuesto para los tiempos y modos del verbo, así como en su creencia de que, desde un punto de vista sintáctico, semántico, pragmático, existen dos categorías diferentes de pronombres personales: una formada por yo, tú, nosotros, vosotros (las únicas formas que implican «persona») y una segunda en la que se integra la forma, él, que no necesariamente se refiere a «persona».
Las ideas más importantes de Salleras son: (1) su caracterización del lenguaje como un «sistema de signos materiales utilizados para representar y transmitir fenómenos psicológicamente»; (2) su defensa del origen humano del lenguaje frente a quienes defienden un origen divino para el mismo; (3) su compleja división de la gramática en nueve partes, incluyendo la denominada Lexicografía, cuyo contenido se corresponde básicamente con el de la Semántica y Lexicología contemporáneas, todo ello complementado con ejercicios de análisis gramatical y lógico; (4) su creencia en la existencia de dos tipos diferentes de signos: «de afección» (interjecciones) y «de idea», este último incluyendo cuatro tipos: signos sustantivos (nombres y pronombres), signos determinativos (adjetivos, artículos y adverbios), signos conexivos (verbo ser, preposiciones y conjunciones) y signos mixtos. Mientras que los tres primeros tipos ya habían aparecido en algunas gramáticas de su tiempo (Joaquín de Avendaño –ca. 1815-¿?–, Isidoro Fernández Monje –ca. 1815-¿?–), la clase de los signos mixtos es una propuesta original de Salleras: se incluyen entre ellos los verbos atributivos (ser + adjetivo), los adverbios (= preposición + sustantivo) y los participios; (5) su división de la Construcción (César Chesnau Du Marsais –1676-1756–) en lógica, figurada y fundada en el uso. Este último tipo de construcción a veces contradice las reglas que rigen a las dos primeras; en tales casos, según Salleras, se debe dar prioridad a las reglas de uso, que son las que el gramático debe saber identificar y explicar.
Salleras dejó una notable huella en el gramático Gregorio Herrainz (ca. 1840-¿?).