Francisco Sánchez de las Brozas, conocido como El Brocense, fue un importante humanista y gramático español nacido en Brozas (Cáceres) en 1523. Hijo de hidalgos pobres, inició su educación en Portugal gracias a la ayuda de un tío suyo, pudiendo realizar así sus estudios de Latín y Humanidades. Más tarde, en 1545 se trasladó a Salamanca donde prosiguió sus estudios de Teología y Arte y obtuvo en 1551 el Bachiller en Artes. Debido a la numerosa familia que formó –doce hijos fruto de dos matrimonios–, sufrió grandes problemas económicos que le obligaron a impartir clases de forma intensa. Tras un intento fallido en 1554, obtuvo la cátedra de Retórica en la universidad de Salamanca y poco después, en 1576, consiguió el puesto de profesor de griego. Sin embargo, aunque opositó en dos ocasiones a la Cátedra de Gramática, nunca la obtuvo. En 1584 fue denunciado a la Inquisición pero fue exculpado. En 1595, fue víctima de un nuevo proceso inquisitorial interrumpido por su muerte el 5 de diciembre de 1600. Las críticas a la calidad de las traducciones latinas de La Biblia y de los evangelios fueron las que más molestaron.
Las ideas del Brocense alcanzaron una importancia fundamental en la reforma de los estudios clásicos. Así se muestra en obras como Arte para saber latín (1595), Grammaticae graecae compendium (1581) y, especialmente, Verae brevesque latinae institutiones (1587), donde corrige el método de Nebrija. En 1587 se publica la versión final Minerva, sive de causis linguae latinae, su obra clásica, una gramática latina dividida en cuatro libros (estudio de las partes de la oración, del nombre, del verbo y de las figuras) que configura un intento por someter el estudio de la lengua a la razón. El Brocense, en oposición a los primeros gramáticos humanistas que escribían gramáticas normativas basadas en el usus scribendi de los autores antiguos, estableció la razón como el punto central de su gramática. De esta forma, llevó hasta las últimas consecuencias la racionalización del estudio gramatical, trascendiendo las fronteras de la lengua latina para llegar a una gramática general. Aunque la Minerva no es la primera ni la última gramática racional, es una aportación fundamental. La originalidad del Brocense radica sobre todo en la distinción entre el nivel gramatical y teórico de una lengua y su nivel de uso, al considerar que el gramático debe buscar la estructura racional y a partir de ella explicar los usos. Durante más de dos siglos la Minerva fue la obra gramatical definitiva en Europa y tuvo una influencia enorme en muchos países, excepto en España, donde tuvo menos difusión. Unos años antes había dado a la luz los Paradoxa, una colección de cinco exposiciones de contenido gramatical (salvo el último, que es filosófico), en que puntualiza cuestiones de la primera versión de la Minerva (1581) y que después pasaron a la definitiva de 1587. También se atribuyen a nuestro autor unas Etymologías españolas, conservadas manuscritas de la Real Biblioteca del Monasterio de El Escorial, con las que deseaba prestar ayuda para superar las ambigüedades que se pueden encontrar en el léxico de la lengua, siguiendo las ideas pedagógicas propias del erasmismo.