De la vida de Bernabé Soler tenemos pocos datos. Era de origen valenciano y fue profesor de latín en Morella, Játiva y Alcira, nada más. Hizo una traducción y adaptación del Thesaurus puerilis compuesto por Onofrio Povio, u Onofre Pou, o Povius (15__-¿?), que había aparecido en 1575, con el latín enfrentado al catalán y al valenciano. En su versión, lo que hizo Soler fue sustituir las formas catalanas y valencianas por las españolas; el resultado fue otro Thesaurus puerilis (1615). Como se ve claramente por el título, la finalidad perseguida por Povio era didáctica, para enseñar el latín a los niños, y no es otra la de Soler cuando hace su versión. De las tres partes del libro, la más importante, por su extensión, es la nomenclatura, que aparece bajo el título de «Thesaurus puerilis, per utile ac studiosis adolescentibus valde necessarium opus», con un total de 6896 artículos, aunque el número de voces españolas diferentes que contiene es 3862. A la nomenclatura sigue otra parte bajo el título de «Apparatus latinae linguae, pars altera, perutile ac valde studiosis adolescentibus necessarium opus», que recuerda la manera de presentar los materiales de Juan Lorenzo Palmireno (ca. 1524-1579) en sus obras. Después de esas relaciones aparece un extenso repertorio hispano-latino de nombres geográficos, ordenado alfabéticamente, bajo el título «De las ciudades y partes más conocidas de la tierra y ríos». La obra se completa con una amplia lista de «Proverbios castellanos y latinos», ordenados también de manera alfabética. Como el de Povio, el manual de Soler tuvo cierta aceptación y salieron dos ediciones más, pero muchos después, en 1680 (no se conservan ejemplares de esta edición) y 1684.
La misma pretensión didáctica fue la que le llevó a hacer una adaptación de la conocida sintaxis latina Breuis ac compendiaria syntaxis (1564) de Juan Torrella (¿?-1564-1581-¿?), publicada como Magistral sobre la syntaxis del mestre Juan Torrella en 1619. Torrella quería sustituir con su libro la sintaxis de Nebrija, y el éxito alcanzado fue notable. Con esta adaptación Soler terminaba de poner en manos de sus alumnos los instrumentos básicos para el aprendizaje del latín, una sintaxis y un vocabulario.