Vida
Román María de Bera (o Vera) es el nombre en religión del gramático y lexicólogo capuchino Juan María Román Dornaku Olaetxea. Tomó el nombre de su villa natal Vera de Bidasoa (Navarra), donde nació el 9 de agosto de 1878. Siendo el menor de once hermanos en una familia pobre, a los 14 años de edad entró en el convento de los capuchinos de Lecároz (Navarra). Tomó los hábitos en 1896 y en 1899 dejó Lecároz para estudiar Teología en El Pardo (Madrid).
El 15 de mayo de 1901 fue ordenado sacerdote y pocos días después partió como misionero a Filipinas, adonde llegó el 26 de junio. Desde un principio, se aplicó a mejorar su inglés, para tratar con la administración estadounidense, y a aprender las lenguas autóctonas como el tagalo, el pampango, el bikol y el pangasinán, para poder utilizarlas en sus misiones. Pasó tres años en Manila, nueve meses en Sariaya y cuatro años recorriendo varios pueblos predicando en los idiomas que había aprendido. En 1904 publica una gramática del bikol adaptando el método Ollendorf.
Regresa en 1908 y reside en Pamplona, Sangüesa, Lecároz y Tudela. Pero al poco es desterrado a Aragón. En estos años colabora en varias revistas de cultura vasca, como Euskal Esnalea, Euzkadi y Euskal Erria, donde publica sobre todo poemas en euskera. Además de ello, podemos destacar el comienzo de una gramática vasca, de la que solo se publicaron tres entregas en Euskal Esnalea (1908-1909), y un par de breves tratados didácticos: «Zenbakiztia» [Aritmética], aparecido en la revista Euzkadi en 1913-1914, y «Lutelestia» [Geografía], publicado en Euskal Esnalea en 1915 y organizado en preguntas y respuestas.
De esta época son también sus dos gramáticas vascas, compuestas, como la del bikol, siguiendo el método Ollendorf. La primera, de 1909, pretende enseñar el dialecto guipuzcoano, mientras que la segunda, publicada al año siguiente, se centra en el dialecto vizcaíno. En ambas siguió Bera los postulados lingüísticos de Sabino Arana Goiri (1865-1903), lo cual se refleja, por ejemplo, en el sistema ortográfico utilizado o en el purismo léxico. La estructura y el contenido de las dos gramáticas es muy similar, pero no puede decirse que la segunda sea un mero traslado al vizcaíno de la primera.
Su primera obra lexicográfica es Euzkel-Iztegitxua, publicada en dos volúmenes en 1909 y 1911. A pesar de su título, es un diccionario euskera-castellano que incluye unas 30 000 entradas y que debe mucho al Diccionario vasco-español-francés de Resurrección María de Azkue, a lo que suma gran cantidad de neologismos aranistas (Sarasola 2006: 898).
Más tarde publicó junto a Isaac López Mendizábal el Diccionario Castellano-Euzkera. Euzkel-Eŕdel-Iztegia (Tolosa, 1916), del que Bera fue autor de la primera parte. En sus diferentes ediciones —a veces juntas, otras cada parte por separado— fue el diccionario vasco más vendido hasta 1965 (Sarasola 2006: 898). La parte castellano-euskera reúne unas 25 000 entradas, en las que Bera se esmera en asignar a cada lema castellano el neologismo aranista correspondiente y, cuando no lo encuentra, busca la traducción principalmente en el diccionario de Azkue.
En 1915 partió a la isla de Guam (Islas Marianas), donde permaneció como misionero hasta 1941, cuando, a consecuencia de la II Guerra Mundial, se traslada a Filipinas; allí se establece en Manila y tras la guerra es destinado a diferentes poblaciones y barrios filipinos. En 1918 atendió a los numerosos enfermos contagiados con la llamada “gripe española”, labor que le valió ser condecorado por el presidente estadounidense Woodrow Wilson. En Guam, Bera aprendió el idioma chamorro y publicó en 1931 unos diálogos en inglés y chamorro, y en 1932 un diccionario chamorro-castellano, con unas 5000 entradas, en el que trató de recuperar vocablos castizos frente a los abundantes préstamos del castellano e inglés. Además, publicó numerosas traducciones de textos religiosos que fueron muy leídas. Todas estas obras influyeron para fijar la ortografía del chamorro. Intentó imprimir también un diccionario chamorro-inglés, pero al parecer no llegó a salir a la luz (Pérez Aguirre & Pérez de Villarreal 2000: 145).
Enfermo y con problemas de sordera, en 1950 se retiró al convento de Fuenterrabía (Guipúzcoa), y falleció allí el 26 de noviembre de 1959.