Braulio Vigón fue un comerciante y lexicógrafo aficionado español que vivió a caballo entre el siglo XIX y el XX. Nació en Mieres (Asturias, España), en 1849, en el seno de una familia modesta. Debido al trabajo de su padre, que era guardia civil, la familia vivió en diversos municipios de la zona oriental del Principado: Laviana, Llanes, Villaviciosa y Colunga. La infancia de nuestro autor transcurrió así, errante de un concejo a otro, mientras cursaba los estudios primarios, hasta que la familia se instaló definitivamente en la última de esas localidades: Colunga, población a la que Vigón quedará ligado de por vida. Durante su adolescencia, y debido a las estrecheces económicas familiares, emprendió la aventura indiana, por lo que viajó durante unos meses a La Habana con la intención de hacer fortuna. Fracasado su intento caribeño, Vigón regresó a España y se matriculó en el Instituto Jovellanos de Gijón, donde simultaneó los estudios con trabajos esporádicos en diversos comercios de la ciudad, al tiempo que trababa relación con las logias masónicas gijonesas y ovetenses. Terminado el bachillerato, el regresó a Colunga definitivamente, contrajo matrimonio y se hizo con la dirección de una tienda de la villa. Su existencia transcurrió pacíficamente en esa localidad, de la que llegó a ser alcalde en 1877, dedicado a la regencia de su establecimiento y a diversas labores intelectuales, tales como la filología, la arqueología o el estudio del folklore local. Braulio Vigón Casquero falleció en su casa familiar en 1914. Fue el padre del general Juan Vigón Suárez-Díaz (1880-1955), partidario de la sublevación durante la Guerra Civil española (1936-1939) y ministro del Aire en el primer gobierno franquista, y de Jorge Vigón Suárez-Díaz (1893-1978), ministro de Obras Públicas entre 1957 y 1964.
La labor filológica de Vigón, vertebrada en torno al estudio del habla de Colunga, cristalizó en su Vocabulario dialectólogico del concejo de Colunga, un extenso repertorio del léxico bable del concejo con –unas veces, y siempre que exista– su equivalente castellano, y otras, con una definición. En muchas ocasiones se insertan también observaciones sobre la realización de la voz en otros dialectos asturleoneses, como el montañés o el bable del área occidental de Asturias, y también sobre sus equivalentes gallegos y portugueses. En la parte final de la obra el autor incluyó un copioso suplemento. Este Vocabulario fue ampliado y editado de nuevo en 1955 por una de sus nietas, Ana María Vigón Sánchez (primera mitad del s. XX-1986-¿?), y apareció como anejo de la Revista de Filología Española del CSIC.