Juan Bautista Calcaño y Paniza fue un gramático, jurista, diplomático, músico y académico venezolano, activo durante la segunda mitad del siglo XIX y los primeros años del XX. No se conocen demasiados detalles sobre el periplo vital de este autor, perteneciente a una de las familias más influyentes de la política y de las letras de la Venezuela decimonónica. Nació en 1824, en Cartagena de Indias (Colombia), donde su padre, natural de Maracaibo (Venezuela) y muy cercano a Simón Bolívar (1783-1830), era uno de los máximos representantes del gobierno regional, enmarcado aún dentro de la República de la Gran Colombia. En 1831, tras la proclamación de la independencia venezolana, los Calacaño regresaron a Maracaibo, desde donde conspiraron contra José Antonio Páez (1790-1873, presidente de Venezuela entre 1830-1835, 1839-1843 y 1861-1863), un general conservador, máximo artífice de la destrucción del gran proyecto de unidad bolivariano. El joven Juan Bautista creció en el seno de una acomodada familia de comerciantes criollos, de ascendencia española e italiana, culta y liberal, que veló siempre porque todos sus hijos recibieran una esmerada educación (idiomas, música, ciencias, humanidades…). En 1837, después de su estancia en Maracaibo, la familia se trasladó a Caracas, donde se asentó definitivamente, y en cuya Universidad nuestro autor se licenció en Derecho. A partir de este momento, tanto Juan Bautista como otros de sus hermanos comenzaron una carrera fulgurante que los colocó en algunos de los puestos de mayor responsabilidad de su país. En concreto, y como miembro del Partido Liberal de Juan Crisóstomo Falcón (1820-1870, presidente de Venezuela entre 1863 y 1868), nuestro protagonista fue presidente de la Corte Suprema Superior de Caracas y, después, de la de Maracaibo; desempeñó el cargo de cónsul en Turín (Italia) e ingresó como miembro en las Academias de la Historia y de la Lengua, esta última, fundada por su hermano José Antonio (1827-1897). También destacó como compositor de piezas musicales para piano, como traductor del poeta alemán Heinrich Heine (1797-1856) y como docente de idiomas y Ciencias políticas en la Universidad Central de Venezuela. En 1887, con la subida al poder de Hermógenes López (1830-1898, presidente de Venezuela entre 1887 y 1888), hubo de exiliarse en Curazao, donde fundó una escuela de niñas; al año siguiente, pudo regresar a la capital venezolana y reincorporarse a sus quehaceres. Juan Bautista Calcaño y Paniza falleció, con 90 años y después de una intensa vida, en Caracas en 1914.
El trabajo filológico, literario y lingüístico, de Calcaño fue muy notable. En primer lugar, llevó a las prensas un tratado sobre la pronunciación del francés, basado en los métodos de los gramáticos François-Joseph-Michel Noël (1756-1841), Charles-Pierre Chapsal (1787-1858), Pierre-Nicolas Chantreau (1741-1808) y, también, en las innovaciones propuestas por el italiano Nicolò E. Genzardi (¿?-1870-¿?). Años después, redactó un completo estudio, destinado a los aprendientes extranjeros de español, de los verbos que, en nuestra lengua, rigen preposición, así como sobre las frases figuradas a que estos dan lugar; esta obra fue impresa durante su breve exilio en la isla de Curazao.