José Almirante y Torroella nació en Valladolid en 1823, en el seno de una familia militar, por lo que muy pronto, todavía niño, comenzó su formación en las armas. Apenas con quince años de edad terminó su formación en Infantería, y a los diecinueve en la Academia de Ingeniería. Después comenzó su carrera militar en diversos empleos y destinos. Fue comandante en jefe de ingenieros en Manila y Cavite. En 1871 fue destinado a Valladolid como jefe de la Dirección de la Subinspección de Ingenieros de Castilla la Vieja. Con la llegada en 1871 de Amadeo I (1845-1890) para ocupar el trono, pasó a ser jefe de su Cuarto militar, puesto que desempeñó acompañándolo hasta su salida de España en 1873. La fidelidad al rey le acarreó posteriores disgustos. En 1882 ascendió a mariscal de campo, y marchó a Cuba, con el proceso de independencia en marcha, como Comandante general subinspector de la isla, donde estuvo dos años, hasta su regreso definitivo a la Península como Comandante subinspector de Ingenieros. Llegó a formar parte del Consejo Superior de Guerra y Marina, cargo en el que cesó en 1891. En los últimos años de su vida quedó ciego, lo que le impidió terminar algunos de sus trabajos. Murió en Madrid en 1894.
José Almirante es autor de varias obras de teme militar, entre las que nos interesa su Diccionario militar. En él se preocupa no solamente por proporcionar las definiciones de cada una de sus palabras, sino que también aduce los testimonios de otros autores, militares, literatos y lexicógrafos, con no pocas explicaciones de carácter enciclopédico sobre lo designado, en ocasiones ciertamente extensas, si así lo requiere lo nombrado, en ocasiones de tipo técnico, en otras histórico, con el fin de que se tenga una idea cabal de lo nombrado en la época del autor y en épocas anteriores. Por ello, también, recurre a la etimología de las voces para explicar las cosas, el momento de su introducción, etc. Para darle un valor añadido, pone al final dos vocabularios, uno francés-español y otro alemán-español, no solamente para que los hablantes de otras lenguas pudiesen acceder a lo contenido en el Diccionario militar, sino también como información complementaria para explicar la procedencia de algunas voces españolas.
Del Diccionario militar preparó una edición en dos volúmenes el Ministerio de Defensa (Madrid, 1989) con una presentación de Miguel Cuartero Larrea.