Alejandro Oliván y Borruel, pionero en la ciencia de la Administración en España, nació en Aso de Sobremonte (Biescas, Huesca) en 1796. Hizo sus primeros estudios en Francia por la comodidad de las comunicaciones desde su población natal, acudiendo al colegio de Sorèze (Mediodía-Pirineos). A los quince años de edad regresó a España, aunque esa estancia francesa marcará su vida y su obra, y a Francia volverá exiliado en algunas ocasiones. Su afrancesamiento no le impidió intervenir de forma activa contra los franceses en la Guerra de la Independencia (1808-1814), en el arma de artillería. Entre 1816 y 1818 sigue un curso en el Real Estudio Físico-Químico de Madrid. Por diferencias con las autoridades, y tras una sanción, abandonó la milicia y en 1823 huye a Francia, con la llegada ese mismo año de Fernando VII (1784-1833) al poder tras su destitución por el Consejo de Regencia. Al regresar del exilio es encarcelado en Zaragoza, saliendo de prisión en 1825. A partir de ese momento, se dedica al estudio del latín y el griego. El 1828 fue a La Habana para aprender y perfeccionar los métodos del cultivo de la caña de azúcar. En 1836 comienza su carrera política, siendo nombrado subsecretario de Gobernación y procurador por Huesca, más tarde fue diputado en varias ocasiones por el partido moderado. En 1840 se ve obligado a exiliarse nuevamente en Francia, de donde regresará pronto para desempeñar diversos cargos políticos. Durante unos meses de 1847 fue ministro de Marina, y siendo vicepresidente de Junta de estadística llevó a cabo los dos primeros censos, y se comenzaron los trabajos del catastro en España. En 1838 fue nombrado académico de honor por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (sección de Arquitectura), y miembro de número (medalla 36) en 1857. Ingresó en la Real Academia Española el 7 de noviembre de 1847, en la que ocupó el sillón j, en el primer acto de lectura de discursos de ingreso, en el que se leyeron cuatro, que no fueron impresos para la ocasión. En 1857 fue elegido académico de número por la junta fundacional de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. En 1877 es designado senador por la Universidad de Oviedo. Al año siguiente murió en Madrid.
Escribió sobre las cuestiones más variadas, como variada fue su actividad. A él debemos un Manual de economía política (Imprenta de Anoz, Madrid, 1870), otro Manual de agricultura (Establecimiento Tipográfico de D. F. de P. Mellado, Madrid, 1849), y su extracto Cartilla agraria (Viuda de Burgos, Madrid, 1856), la Cartilla para los maestros de azúcares (La Habana, 1932), un libro de Aritmética fácil para las escuelas (bajo el anagrama de R. A. Linova, Imprenta de Manuel Anoz, Madrid, 1861), uno de carácter filosófico, De locuciones viciosas y de la filosofía flamante (Imprenta de D. Rafael Anoz, Madrid, 1876). entre otros, aunque el más conocido de todos es De la administración pública con relación a España (1ª ed., Boix, editor, Madrid, 1843). La preocupación manifestada por la enseñanza de otras materias también aparece en el Manual completo de lectura, aprobado por la Superioridad para texto de las escuelas de primera enseñanza (Madrid, 1875).
Su discurso de ingreso en la Academia, el primero que se leyó en la Institución, versó sobre un tema gramatical, la Variedad en el uso del pronombre él, ella, ello, en los casos oblicuos, lo que lo hace singular pues en los primeros discursos académicos no se trataron cuestiones lingüísticas.