Julio Casares y Sánchez fue un filólogo, lexicógrafo, lexicólogo y crítico literario español y miembro de la Real Academia Española. Nació en Granada en 1877 y en 1892 se trasladó a Madrid, donde continuó los estudios de violín, que había empezado en su ciudad natal, y los compaginó con los de Derecho e idiomas. A pesar de sus virtudes musicales, dejó de lado el violín para dedicarse a los idiomas y a la diplomacia. Su pasión por las lenguas hizo que no terminase la carrera de Derecho y que pasase a trabajar como intérprete. Al mismo tiempo, se inició en la crítica literaria y publicó obras como Crítica profana (Colonial, Madrid, 1916), o Crítica efímera, en la que combina la crítica literaria con la lexicológica puntualizando al diccionario académico. Además, ya desde principios del siglo XX, Casares empezó a interesarse por la lexicografía, como muestran sus diccionarios bilingües destinados al gran público: el Nuevo diccionario francés-español y español-francés, al que siguieron, ya en la segunda década de la centuria, el Diccionario breve Francés-Español y Español-Francés, el Novísimo Diccionario francés-español y español-francés, el Nuevo diccionario inglés-español y español-inglés y el Diccionario breve inglés-español y español-inglés, y, más tarde, el Novísimo diccionario inglés-español y español-inglés. Su prolífica actividad le llevó a ser propuesto como miembro de la Real Academia Española en 1919, ocupando en 1921 el sillón J, con un discurso de ingreso titulado Nuevo concepto del diccionario de la lengua. En el seno de la institución revisó la segunda edición del Diccionario manual (1950), fue redactor del primer Diccionario histórico de la lengua española, escribió las directrices para las Nuevas normas de ortografía y prosodia y coordinó el segundo Diccionario histórico de la lengua española. Sus labores como académico no le impidieron continuar con su carrera diplomática y desde 1921 fue el Delegado español de la Sociedad de Naciones, antecedente de la ONU. En 1942 aparece su Diccionario ideológico (de la idea a la palabra y de la palabra a la idea), que tanta fama le ha dado. Fue Jefe de Interpretación de Lenguas Modernas del Ministerio de Asuntos Exteriores y director del Instituto «Miguel de Cervantes», de Filología Hispánica, del CSIC. Antes de morir en Madrid en 1964, ya había dejado listo para la imprenta un libro en el que iba dando cuenta de los trabajos que se seguían en la Institución para la siguiente edición del diccionario de la Corporación, Novedades en el diccionario académico.
Aunque su obra lexicográfica es amplia, el Diccionario ideológico, publicado en 1942, es su repertorio más conocido. Contiene más de 80 000 términos y está formado por tres partes: una sinóptica, una analógica y una alfabética. La primera parte ofrece un esquema de la clasificación ideológica del diccionario e incluye cuadros sinópticos en los que acumula palabras conceptualmente afines. La segunda parte toma las voces de los cuadros sinópticos y las convierte en enunciados que se desarrollan en más palabras y expresiones. La última parte es la más parecida a un diccionario convencional y en ella se explican las acepciones de cada palabra.
En la Introducción a la lexicografía moderna, una colección de trabajos en los que expone los problemas prácticos, y las consideraciones teóricas, que van surgiendo para el nuevo Diccionario histórico, lanzado después de terminada la contienda civil (1936-1939), para lo que se creó en la Academia el Seminario de Lexicografía. Este libro supuso el punto de arranque de la lexicografía moderna en occidente, y el inicio de los estudios de las unidades fraseológicas que se extendieron después por Europa y América. Es una buena muestra de su relevancia la traducción que se hizo al ruso en 1958.