Augusto Nicolás Malaret Yordán nació en Sabana Grande (puerto Rico) el año 1878 en el seno de una familia acomodada dedicada a la agricultura, al cultivo del café, y al comercio. Realizó sus primeros estudios en su localidad natal. Durante su juventud trabajó en las propiedades familiares, lo que lo puso en contacto directo con el habla popular, interesándose por su habla, el léxico, y por su folklore. Con el cambio de soberanía en la isla en 1898, se incrementó su interés por su tierra en todas las facetas, adquiriendo un compromiso político por ella. Desempeño el magisterio en Sabana Grande Cayey, Lares y Ponce, incluso siendo director escolar, a la vez que estudiaba Derecho por libre, terminando la carrera en 1907. Para dedicarse a la abogacía se estableció en San Juan en compañía de José G. Torres, vicepresidente del Partido Unión de Puerto Rico. Desde 1915 y hasta 1944 ejerció como registrador de la propiedad en la capital isleña. Su vocación por la lengua lo llevó a leer a los principales filólogos españoles e hispanoamericanos, adquiriendo una buena formación, lo que le permitió elaborar varios repertorios léxicos y otras obras. Fue uno de los fundadores de la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española y de la Academia Puertorriqueña de la Historia. Perteneció a varias academias americanas. En 1958 la Universidad de Puerto Rico lo distinguió como Doctor Honoris Causa. Murió en San Juan de Puerto Rico en 1967.
De la extensa producción de Malaret, en parte dedicada temas de jurisprudencia, folklore y biografías, nos interesa particularmente la lingüística, en la que destaca la lexicográfica. En este sentido, su primera obra es el Diccionario de provincialismos de Puerto Rico (1917) en el que entiende como provincialismo toda voz o giro que se usa en una provincia o comarca de un país o nación, pese a que Puerto Rico hacía 20 años que no era provincia española; sin embargo, eso no ha de ser entendido en el sentido político, sino en el lingüístico, pues consideraba a España la cuna de la lengua. La obra tuvo poca repercusión, pese a lo cual Malaret siguió trabajando en ella, hasta publicar una segunda edición, ahora con el título de Vocabulario de Puerto Rico, que tuvo otras ediciones, ya sin modificación ninguna. Comprobó que no pocas de las voces provinciales de Puerto Rico también eran usadas en otros países hispanoamericanos, además de las que ya no se usaban en la metrópoli, por lo que se lanzó a redactar el Diccionario de americanismos, cuya primera edición apareció en 1925, al que en 1928 siguió su Fe de erratas de mi Diccionario de americanismos, en la que no solamente se corregían erratas, sino que también se suprimían voces y se hacían añadidos. Insatisfecho con el resultado, continuó la recopilación de materiales, que fue dando a la luz como suplemento en varios números del Boletín de la Academia Argentina de Letras, y en algún otro lugar, y que unió a lo ya publicado para alumbrar una segunda edición más completa (1931). En el Diccionario de americanismos incluyó tanto las palabras de uso particular en los diferentes países, o en más de uno, así como aquellas voces empleadas con sentidos distintos de los peninsulares, y los indigenismos de uso común en los diferentes países. En 1946 dio a la luz una nueva edición muy revisada, y siguió trabajando sobre los materiales, pero no llegó una nueva edición.
El complemento del léxico de fauna y flora de la poco exitosa primera edición del Diccionario de americanismos se independizó de la obra a la que acompañaba, y enriquecido fue apareciendo por entregas en el Boletín del Instituto Caro y Cuervo, y en 1961 se recogió el conjunto en forma de libro, el Lexicón de fauna y flora.
Como consecuencia de sus búsquedas léxicas y de su tarea lexicográfica, en 1943 dio a la luz el breve libro Semántica americana en el que recogía varios artículos tanto de carácter lexicológico como morfológico y otros de cuestiones más generales. Igualmente recopila trabajos anteriores sobre el léxico de Puerto Rico en sus Investigaciones gramaticales.