Juan Rico y Amat nació en 1821 en Elda (Alicante) y llevó una vida polifacética: fue historiador, político, dramaturgo, poeta y jurista. Hijo de un importante terrateniente y abogado de Elda, Pedro Rico, cursó estudios de Filosofía y Derecho en la Universidad de Madrid, licenciándose en 1844. En 1845 fue consejero provincial de Alicante de los moderados. Poco después, en 1848, Isabel II lo nombró secretario honorario, y en 1849 comendador de la Real Orden de Isabel la Católica. También fue secretario del Gobierno Civil de Zaragoza (1849), del de Barcelona (1854) y del de Alicante (1867). A lo largo de estos años, también explotó su faceta de periodista y de escritor: dirigió el periódico madrileño La Esmeralda, colaboró con el periódico La Ilustración Española y publicó las obras Poesías serias y satíricas (Imprenta de Repullés, Madrid, 1842) y Cuadros de costumbres (Imprenta del colegio de Sordo-mudos, Depósito general de bibliografía y Librería Europea, Madrid, 1844). Su Historia política y parlamentaria de España (desde los tiempos primitivos hasta nuestros días) (3 t., Imprenta de las Esuelas Pías, Madrid, 1860-1861), con su complemento El libro de los diputados y senadores. Juicios críticos de los oradores más notables desde las Cortes de Cádiz hasta nuestros días (2ª parte de la historia política y parlamentaria de España) (4 t., Establecimiento Tipográfico de Vicente, Lavajos, Madrid, 1862-1866) resulta indispensable para conocer la historia política de su época. En 1867 fundó el periódico La Farsa y en 1868 dirigió El Noticiero de España y creó el periódico Don Quijote. Desde este último satirizaba a los progresistas, que atacaron la redacción del periódico, por lo que hubo de huir a su Elda natal, regresando a Madrid poco después, donde falleció el 19 de noviembre de 1870.
Entre sus obras destaca el popular Diccionario de los políticos, que publicó por entregas y gozó de gran éxito antes de ser editado como libro. Este diccionario, humorístico, muy irónico e incisivo en las definiciones o comentarios que pone, sobresale por su vigencia, pues entre sus páginas encontramos descritas situaciones y comportamientos semejantes a los actuales. La finalidad del diccionario es señalar los vicios y errores de la política española del momento para intentar evitarlos en el futuro.