Juan Ignacio de Armas y Céspedes fue un periodista, crítico literario y filólogo hispano-cubano, que desarrolló su trabajo durante la segunda mitad del siglo XIX. Los datos biográficos conservados sobre nuestro protagonista son bastante sintéticos: se sabe que vio la luz, en 1842, en la ciudad de Camagüey, dentro de una familia acomodada. Se formó como ingeniero en La Habana para, a mediados del decenio de 1860, comenzar a dedicarse al periodismo, quehacer en el que llegó a alcanzar puestos relevantes en cabeceras de diferentes ciudades cubanas. Desde muy joven, el camagüeyano comenzó a interesarse por la política y a significarse en contra de la dominación española de la isla; al estallar la Guerra de los Diez Años (1868-1878), el primero de los tres conflictos con los que Cuba logró su emancipación, Armas –después de participar en el suceso conocido como el Desembarco de Goicuría (1868)– hubo de marcharse, previo paso por México y las Bahamas, a Nueva York, donde continuó su trabajo como periodista durante unos 10 años. De vuelta en Cuba, en torno a 1880, se instaló en La Habana y ocupó la dirección de diversas publicaciones periódicas. Existen grandes interrogantes sobre los diez últimos años de su vida: parece que, tras unos años de residencia en la capital cubana, se trasladó a Madrid –se desconoce el motivo, aunque quizás viajara a España (a la que ya, con la perspectiva de la madurez, juzgaba de manera más benévola) en su empeño por localizar los verdaderos restos de Cristóbal Colón (1451-1506)–, donde murió, con solo 47 años, el 31 de diciembre de 1889. Este autor fue correspondiente por Caracas de la Real Academia de la Historia desde 1887 hasta su muerte.
El trabajo intelectual de Armas y Céspedes, pese a su corta vida, fue prolijo y muy variado. En el plano lingüístico, además de algún artículo publicado en gacetas cubanas, destaca su Oríjenes del lenguaje criollo. Esta obra se imprimió primero, en 1882, en las páginas de la Revista de Cuba; pocos meses después, y con leves correcciones, fue llevada a las prensas habaneras como libro independiente, también en 1882; finalmente, en 1977, este trabajo se volvió a editar en la Antología de la lingüística cubana (t. 1, págs. 115-186). Oríjenes, considerado uno de los textos seminales de la dialectología del español de América, contiene un estudio sobre el español criollo –es decir, el empleado en las Antillas y en las costas continentales caribeñas– que, según Armas, debe su origen a la forma en la que el castellano se aclimató a esas latitudes y a las influencias posteriores que se insertaron en él; el camagüeyano descarta que las lenguas taínas influyeran en ese proceso, aunque sí le reconoce su parcela de influencia al nahua y al quechua. El resto del estudio lo constituyen varias enumeraciones de voces, agrupadas según su origen, con una explicación de su significado y, en ocasiones, citas de autoridad.