Francisco de Berganza y Arce fue un religioso e historiador español. Vio la luz en la pequeña localidad de Santibáñez-Zarzaguda, situada a pocos kilómetros de la capital burgalesa, en 1663, dentro de una familia hidalga y acaudalada. Con 19 años, en 1682, tomó el hábito benedictino en el monasterio de San Pedro de Cardeña (Castrillo del Val, Burgos) para, a continuación y por espacio de 10 años, instalarse en Valladolid, en cuyos colegios benedictinos se formó; terminados sus estudios, el joven Francisco comenzó el desempeño de la predicación y el estudio en diferentes conventos de Castilla –Valladolid, Nájera, Ávila, Salamanca y Madrid–. Estando, en 1711, en la capital del reino, con la Guerra de Sucesión española (1701-1713) como telón de fondo, fue desterrado al monasterio de Cardeña por apoyar desde el púlpito a las tropas austracistas y renegar de los Borbones. Al término de la contienda, radicado en su monasterio burgalés y exonerado de las responsabilidades de sus actos, fue escalando puestos dentro de su congregación, hasta convertirse en abad general (1729); simultáneamente, realizó profundas investigaciones históricas con los materiales atesorados en los archivos de su orden. En 1733, con 75 años, se retiró al monasterio madrileño de San Martín, donde lo sorprendió la muerte cuatro años después.
Berganza y Arce es considerado uno de los principales historiadores españoles del siglo XVIII; no en vano, tras más de 25 años de investigación archivística, llevó a las prensas su monumental Antigüedades de España, propugnadas en las noticias de sus reyes y condes de Castilla la Vieja [...], en dos volúmenes. Dentro del segundo tomo de esta obra, insertó un pequeño diccionario, de 575 artículos, en el que explicó el significado de algunas palabras empleadas en el castellano bajomedieval; para alumbrar el origen y glosar el significado de los arabismos recurrió a los trabajos del jerónimo Pedro de Alcalá (ca. 1455-post 1508).