Matías Calandrelli fue un filólogo y lexicógrafo ítalo-argentino, activo desde finales del siglo XIX y durante las dos primeras décadas del siglo XX. Los datos manejados por la investigación sobre el periplo vital de este autor son escasos; no obstante, permiten perfilar una idea cabal de los principales hitos de su existencia. Nació en Salerno, cerca de Nápoles, en 1845; se desconocen todos los datos sobre su infancia y alusivos a la calidad de su familia. A comienzos del decenio de 1860, el salernitano comenzó su formación en la Universidad Federico II de Nápoles, donde –en plena ebullición de los trabajos comparativistas– se especializó en Filología clásica y destacó en el estudio del sánscrito. Al término de sus estudios, en 1868, comenzó su quehacer docente en la misma institución en la que se había formado para, en 1871 y en respuesta a las llamadas del presidente de la República Argentina, Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888, presidente de Argentina entre 1868 y 1874), trasladarse a Buenos Aires. Calandrelli hizo de Argentina su nueva patria, y residió en ella hasta su muerte. A su llegada, se integró en el claustro de la Universidad bonaerense como profesor de Historia antigua; a los pocos meses, se hizo con la cátedra de Filología clásica. Entre 1882 y 1888 fue rector del Colegio Nacional de la ciudad de La Plata, recién fundada; después regresó a Buenos Aires, donde ejerció la docencia hasta 1897, fecha en la que se jubiló. El italiano dedicó el resto de su vida a numerosas tareas intelectuales y eruditas, así como a asiduas colaboraciones en la prensa porteña. Matías Calandrelli falleció en Buenos Aires, en 1919, con 74 años.
El trabajo filológico de nuestro autor fue prolífico, y guardó una estrecha relación con su labor pedagógica. En este sentido, llevó a las prensas varios trabajos sobre la gramática latina y griega, un tratado sobre la ortografía castellana y, en forma de volumen colectivo, aglutinó todos los artículos que sobre variadas cuestiones filológicas había publicado en el diario porteño La Prensa. Todas estas obras fueron reimpresas en numerosas ocasiones en la capital argentina. Sin embargo, es otro texto el que descuella dentro de su producción lingüística: los 12 volúmenes del Diccionario filológico comparado de la lengua castellana. Esta obra, cuya publicación no llegó a completarse, se dilató durante casi 40 años por problemas técnicos y económicos. El mencionado diccionario, aunque de escasa originalidad y plagado de carencias (justificadas por la deficiente formación de su autor), supuso un revulsivo para la lingüística argentina de principios del siglo XX.