La vida y la obra de Ambrosio Calepino, o Ambrogio Calepino en italiano, son sobradamente conocidas. Nació en Bérgamo (Italia), hijo natural legitimado de Trussardo, conde de Caleppio (en la provincia de Milán), de nombre Giacomo. Entró en la congregación de los agustinos de Lombardía a los 18 años de edad, cambiando entonces su nombre por el de Ambrosio, Ambrosio Calepino. Realizó el noviciado en Milán, de donde pasó a Mantua en 1460, dos años después a Cremona y otros dos más tarde a Brescia, y en 1466 de nuevo a Cremona, e inmediatamente después a Bérgamo, donde pasó el resto de su vida. Consagrado a los estudios clásicos y filológicos, tardó unos treinta años en componer su famosísimo diccionario que vio la luz por vez primera en Reggio Emilia en 1502, conociendo una extraordinaria fortuna, pues hasta la última edición sabida, 1779, tuvo al menos 211 salidas. En su primera edición solamente el latín con algunas equivalencias en griego, después se le pusieron en italiano (1545-1546), y en la misma fecha aparece con el latín traducido al griego, alemán, flamenco y francés; la primera vez que contiene el español es en una entrega de Lyon de 1559. Durante los casi tres siglos de vida que tuvo el diccionario fue evolucionando y transformándose a través de correcciones, revisiones y adiciones. En sus versiones más amplias llegó a tener once lenguas. A pesar de su larga vida, y de la implantación que tuvo en Europa, el repertorio de Calepino únicamente se imprimió en veinte ciudades distintas (una de ellas en el Japón), y sólo en diez lugares vio la luz más de una vez. Nunca se editó en España. La fama del diccionario fue tal que calepino llegó a ser el nombre de cualquier diccionario latino, como todavía hoy recoge nuestra Academia entre las columnas de su diccionario. Por ello no es de extrañar que el más famoso y utilizado de los diccionarios hispano-latinos de los siglos XVII y XVIII, el del jesuita Pedro de Salas, fuese conocido como el Calepino de Salas, aunque nada tenga que ver con Calepino.