Manuel Cañete fue un crítico, escritor y periodista español nacido en 1822 en Sevilla. Hijo de Francisca Cañete (hermana de la actriz María Cañete) y de Antonio de Rueda Quintanilla, marqués de Saltillo (1825-1878), quien se negó a reconocerlo, fue abandonado de niño por su madre. Comenzó trabajando como apuntador del Teatro Principal de Sevilla y colaborando en periódicos locales como La Platea, El Boletín de Teatros y El Paraíso. En 1839 empezó a dirigir, en Cádiz, La Aureola. Poco después, en 1843, se trasladó a Madrid, donde colaboró de forma asidua en El Heraldo, El Manzanares, el Diario de la Marina, La Gaceta de Teatros, El Parlamento y La Ilustración Española y Americana. Asimismo, en Madrid estrenó doce dramas, entre los que destaca El duque de Alba (1845). Además, proporcionó datos y juicios sobre obras y autores del momento, como José Zorrilla (1817-1893), el duque de Rivas (1791-1865), Ventura de la Vega (1807-1865) o Bretón de los Herreros (1796-1873). En 1848 fue crítico de El Heraldo. Sus juicios fueron la causa de no pocas polémicas con los autores del momento. En 1855 se estableció en Sevilla donde fundó la Revista de Ciencias, Literatura y Artes. En 1856 volvió a Madrid y obtuvo un cargo en el Ministerio de Fomento, que abandonó con la Revolución de 1868. En 1858 ingresó en la Real Academia Española (silla S) con un discurso sobre El sentimiento de la naturaleza en Garcilaso, fray Luis de León y Francisco de Rioja; llegó a ser censor de ella. En 1880 ingresó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, y en 1883 fue elegido miembro de la Academia de la Historia, aunque no llegó a tomar posesión. También fue vicepresidente del Ateneo, donde leyó su Discurso leído en el Ateneo de Madrid para inaugurar el curso anual de literatura dramática (1852), con el que asentó las bases del teatro decimonónico. Murió en Madrid en 1891.
En el ámbito de la lengua española, resultan de especial interés su artículo «Documentos curiosos para la lengua castellana en el siglo XVI», aparecido en La ilustración Española y Americana, en 1871. Anteriormente, durante la sesión inaugural de la Real Academia Española de 1867, leyó su discurso ¿Por qué no llegó a su apogeo el idioma castellano hasta la segunda mitad del siglo XVI?