Diego Clemencín Viñas es recordado por su intensa actividad como cervantista. Nació en Murcia en 1765, en una familia de origen francés. Estudió en el Seminario Mayor de San Fulgencio de su ciudad natal. Tras ordenarse sacerdote fue catedrático de Filosofía en ese mismo centro. En 1788 marchó a Madrid para ser preceptor de los hijos de la Duquesa de Benavente y el de Osuna, siendo el administrador de la biblioteca de este. Con ellos se trasladó a París, para seguir la instrucción de sus hijos, lo que le permitió entrar en relación con los ilustrados y comprar libros para la rica biblioteca de los duques. Tras el regreso de la capital francesa abandonó los hábitos, y contrajo matrimonio en 1798. Cuando se produjo la invasión francesa criticó a los invasores desde la prensa liberal, lo que le acarreó algún disgusto. Más tarde iniciaría su carrera política. En 1810 está en Cádiz como redactor de La Gaceta, y en 1813 es diputado por Murcia. De 1820 a 1823 (Trienio liberal) fue ministro de Ultramar en 1822, e inmediatamente después de la Gobernación, puesto en el que duró 24 horas. En 1823 fue elegido presidente de las Cortes. Fernando VII (1784-1833) lo desterró a Murcia en ese mismo año. Regresó a Madrid en 1827, año en que fue nombrado ministro togado honorario del Supremo Tribunal de Hacienda y Bibliotecario Mayor de Su Majestad. Murió en Madrid en 1834, víctima de la epidemia de cólera que asoló el país.
Fue miembro supernumerario de la Real Academia de la Historia a petición propia (1800), académico honorario de la Real Academia Española en 1804, supernumerario en 1805, y de número en 1814 (silla i), académico de de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (1814), y miembro de otras academias e instituciones.
Interesa a la BVFE por su trabajo como gramático, las Lecciones de gramática y ortografía castellana, obra publicada ocho años después de su fallecimiento. Consta de cuatro libros de gramática, «Del nombre», «Del verbo», «De la partícula» y «De la sintaxis», más unos «Principios de ortografía castellana». Los tres primeros de esos libros están expuestos con el sistema de preguntas y respuestas, más de carácter didáctico que teórico. Su modelo es el de la Academia, aunque por la estructura de su contenido, reduce las nueve partes de la oración a tres (nombre, verbo y partícula), como hicieron otros gramáticos clásicos, si bien en el interior de la obra se muestra algo impreciso.